sábado, 22 de mayo de 2021

LALIGA SANTANDER JORNADA 38

 LEVANTE 2 - CÁDIZ 2

PARA EL PRÓXIMO PARTIDO…¿A QUÉ HORA EN “EL MORLA”?


LEVANTE: Cárdenas, Son (Coke 80'), Rober Pier, Óscar Duarte, Toño (Clerc 62'), Malsa (Blesa 80'), Melero, Bardhi (Morales 67'), De Frutos, Dani Gómez (Cantero 67') y Roger Martí.

CÁDIZ: David Gil, Iza Carcelén, Alcalá (Jairo 68'), Fali, Akapo, José Mari, Jonsson (Bastida 56'), Augusto (Garrido 56'), Sobrino, Alberto Perea (Pombo 74') y Negredo (Malbasic 74').

ÁRBITRO: Estrada Fernández (catalán). Amonestó a Negredo y Sobrino por el Cádiz.

GOLES: 1-0 Roger Martí (8'), 1-1 Negredo (14'), 1-2 Akapo (32'), 2-2 Melero (58').

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 38ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Ciutat de Valencia con la presencia de unos 5.000 espectadores en la vuelta del público a los estadios en la Comunidad Valenciana.




CRÓNICA SULFURERA: Y llegó la fiesta fin de curso. Hoy no era el día para reprochar esos sietes que pudieron ser ochos, o esos suficientes que pudieron ser notables. Hoy era el día de exteriorizar la contentura acumulada en las treinta y siete jornadas anteriores. El fin de curso que hoy tocaba era el del aspirante a cómico de la clase haciendo imitaciones, el de la canción del verano coreografiada por el paverío de 6ºA, y el de la cúpula del AMPA con el puntito del cerveceo al solecito. Alegría y disfrute. La última versión de la copa del meao ha quedado repartida, en soberana confirmación de lo amistoso del plan del Viernes por la noche. Le echamos el cerrojo al temporadón, que quedará en los anales de la Historia del Cadismo como el segundo mejor de todos los tiempos (111 años que se dice pronto), y repitiendo el 12º puesto del Esparrago Team del 88, siempre y cuando el Valencia no gane mañana ante un Huesca que más le vale enmendarse. Si quiere hacer alguna lectura negativa del asunto, hágala, pero lea pa usted. No queda otra que sentirnos orgullosos de este equipo, del cual dudábamos atrozmente en la primera jornada de esta liga, que se ha ido en un plis plás, quien sabe si por lo tardío de su comienzo y lo temprano de su final, acostumbrados como estábamos en los avernos futboleros, a empezar las ligas en agosto y terminarlas a finales de junio. Alegría y disfrute el día en el que el Cádiz volvió a jugar con gente en la grada, dándole al estadio valenciano la apariencia que hubiera tenido más o menos en el hipotético fútbol sin pandemia: cuatro gatos para ver un partido sin repercusión.  En el próximo que juguemos en casa, estaremos ahí. Lleven kleenex para limpiar los asientos, que habrá polvo acumulado. Ya queda menos para la reunión pre-partido con la cerveza comunera, para hacer cola en los tornos, para subir la escalera del vomitorio, y para asomarte al sempiterno verde mientras que jubilosamente exclamemos un peaso de “Yastamo aquí otra vez” como un castillo. Lo mismo se derrama alguna furtiva lágrima. Vaya usted a saber. De tó se sale. De ésto también.

Del partido y ese lógico vínculo entre el Cádiz y el Levante, por aquello del viento ensirocante y ahuyentador de pamplinosos con ínfulas californianas (viento que de momento  nos agenciamos en propiedad, pero que lo mismo nos enteramos que también viene desde Madriz, lo mismo que el cante jondo), destacar un momento concreto, simbólico y digno de arrugar la barbilla en gesto pre-pucherito tonto: Augusto Fernández se marchaba del fútbol. Pero a la vez que se iban, venían. Y Álvaro (¿O Alvarito?) Bastida se estrenaba. Al mismo momento que se marchaba el argentino, componente de la selección que estuvo a punto de coronarse campeona mundial en Maracaná hace siete años, y por tanto,uno de los que hizo el pasacalles autobusero previo a la finalísima sentado junto a Mascherano, Messi, Sabella o el Maxi Rodríguez, en mítica reunión ya histórica, y/o respiró el oxígeno que se respira en ese vestuario que a lo mejor, dos horas después, recibe el cáliz sagrado del fútbol mundial, ese mismo pedrusco dorado que Iker Casillas levantó al cielo de Johannesburgo, Maradona al cielo mexicano, o Beckenbauer al nublado cielo muniqués una tarde veraniega del 74, por poner un ejemplo….al mismo tiempo que sus compañeros, los rivales y to cristo que pasaba por allí lo abrazaba en su jubilación (faltó una plaquita), al mismo campo saltaba un chiquillo de Chiclana. Bastida cumplió hace unos días los 17 años. Es un niño con cara de niño, que sin edad para conducir, o para entrar en un pub marronero, sin haber escapado aún de la pubertad, los barrillos y las duchas de 40 minutos (tumentiende), ya ha jugado un ratito en Primera División con el Cádiz. Cientos y cientos de chavales de aquí y del resto de la provincia, han vestido la camisola amarilla en categorías inferiores. Pocos, muy pocos, lograron debutar con el primer equipo. Y poquísimos, muy poquísimos…han llegado a jugar en Primera. Alvarito hoy se puede sentir privilegiado, aunque no le hayan dado mucha bola. Ha cumplido el sueño de mogollón de niños que ahora tienen taitantos años, y que pasaron por tantos campos de tierra, por precariedades balompédicas variadas, y por aventuras con final no feliz, en el cual no llegaban a defender el escudo de Hércules y los dos leones, más allá del grupo décimo de una tercera división asalvajada y desmotivante. Congratuleichons Alvarito, y por favor: valora lo que tienes, hazte grande en el club y sigue peleando que lo de hoy es la excepción, no la norma. ¡Ah! Y no cojas caramelos de desconocidos.

Se acabó la Liga. Lo de mañana por la tarde es para decidir quien se lleva el trofeo de campeón y tal. Asuntos insignificantes que no son de nuestro interés, vaya. Se cierra así también, esta serie de croniquitas a mi modo, sin afán de gloria, y sin más pretensión que divertirme, y divertiros. Yo me he divertido mucho. Espero que vosotros también. Ha sido una buena forma de matar el gusanillo ese de darle al teclado, aunque sea en prosa, sin medida y sin partitura que le eche el cable. Imagino que el año que viene volveré a las andadas con esta molona rutina semanal. Entre medio se avecina una Eurocopa, que no es precisamente mi competición internacional favorita, pero como en tiempos de guerra cualquier boquete es trinchera, a mí me vale para seguir con el hábito de croniquear el fútbol a mi manera, como la canción de Frank Sinatra. Así que para el 11 de junio, retomo los tiroriros (aunque lo mismo ese día tengo cante, y pospongo el debut para el día siguiente). Hasta entonces, sean felices. 




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