Colectivo de seguidores del Cádiz CF. Desde 2002 hasta siempre. Con alma amarilla y corazón cadista, llevamos más de dos décadas dejando nuestra voz en el fondo sur del Estadio Mirandilla. 13 almas unidas por la pasión, creciendo ahora con la fuerza de una nueva generación: los hijos ya se suman al rugido.
Sulfuro Amarillo no es solo un nombre, es una forma de vivir el fútbol. Fieles, ruidosos y eternamente cadistas.
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miércoles, 22 de octubre de 2025
LA CRÓNICA DE VERA LUQUE (CÁDIZ 1 - BURGOS 3)
EL GARITANISMO NO SUMA FIELES
Es lo que tiene el funambulismo, que se tiene un día tonto y acaba uno pegando el resbalón en la zona del alambre donde nunca esperas darlo. Después del gol de Ontiveros más de uno sobre el tapete ya se veía en el sofá tumbado, viendo a Broncano en la tele, con el pijamita puesto y finiquitando el lunes con el trabajito bien hecho.
Pero la cosa se torció y a la jornada hubo que echarle horas extras inesperadas. Con un plan B bastante verde aún, y con el máximo goleador del equipo sufriendo un cuestionable banquillazo, máxime cuando a día de hoy ha sido el prácticamente único salvador de los casos perdidos, rescatador de puntos que se iban,y solución a más de un papelón como el de ayer, o peor. Me lo expliquen.
Hoy medio Cádiz se ha levantado siendo entrenador, y eso es un mal síntoma, respetando siempre el hecho de que el único que tiene el carnet es el que realmente se sienta en el banquillo y no en la barra del bar. Lo que es indudable es el sentimiento de desaprovechamiento de la plantilla que hay en todo lo ancho y largo de la afición.
Parece que la falta de goles demostrada en las primeras 10 jornadas no se corresponde con la dinamita y la creatividad que supuestamente se tiene de medio del campo para arriba. Chirría,por tanto, ese afán amarrategui una vez que el equipo se adelanta en el marcador, disponiendo como se dispone en el campo de futbolistas de esos que no les va el correr sin pelota.
Que haya salido bien a lo largo de los dos primeros meses de competición no quiere decir que salga bien siempre, y menos cuando no anda por la ancha pradera del Mirandilla un tal Diakité, pieza importantísima para la demolición del juego contrario. Lo dicen las barras de los bares, que a veces dicen cosas interesantes, oiga.
Sabíamos que el liderato era temporal, un status del cual disfrutar de manera estacional al igual que harán muchos equipos a lo largo del año. La Segunda División tiene eso. No nos veíamos como ese líder dominante, ese equipo diferente al resto, candidato al ascenso desde el primer día.
Sino simplemente como un ocupante más de la primera plaza, disfrutando de su turno como líder igual que en aquellos tiempos en los que los de la clase ganábamos el trofeo del patrón del colegio disfrutábamos de la Copa una semana cada uno en su casa. Mismamente, estamos a tres puntos del décimo, así que tonterías las precisas que vienen dos desplazamientos seguidos, y a poco que te escantille y peguemos algún resbalón más, llegamos a Halloween propios para la fecha.
José Antonio Vera Luque
lunes, 20 de octubre de 2025
EL CÁDIZ PIERDE EL LIDERATO TRAS SU PRIMERA DERROTA EN CASA
CÁDIZ: Víctor Aznar, Iza Carcelén, Kovacevic (Roger Martí 76'), Iker Recio, Pereira (Mario Climent 46'), Ortuño, Álex Fernández, Suso, Tabatadze (Efe Aghama 46'), Ontiveros (De la Rosa 95') y García Pascual (Dawda Camara 46').
BURGOS: AnderCantero, Lizancos, Aitor Córdoba, Grego Sierra, Florian Miguel, Atienza, Morante, Íñigo Córdoba (Appin 77'), David González (Mario Cantero 89'), Curro (Sergio González 67') y Fer Niño (Mejía 67').
ÁRBITRO: Muresan Muresan (valenciano). Amonestó a Ortuño, Dawda Camara y Suso por el Cádiz y a Morante, Sergio González, Florian Miguel y Mejía por el Burgos.
GOLES: 1-0 Ontiveros (16'), 1-1 Grego Sierra (41'), 1-2 David González (45'), 1-3 Mejía (p.) (105').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 10ª jornada de LaLiga Hypermotion disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 15.127 espectadores.
CRÓNICA: El Cádiz CF ha pagado muy cara su excesiva especulación y su desconexión de cinco minutos. Dos errores (en un saque de esquina y dejándose coger en una contra el minuto 45) le pusieron por debajo después de un gol inicial y ya no pudo sumar. Lo peleó, como siempre, pero esta vez no fue suficiente.
Con la derrota 1-3, el Cádiz pierde su primer partido en casa esta campaña (también es la primera vez que encaja algún gol) y sale de los puestos de ascenso directo justo cuando la competición cierra su primer cuarto. Sigue siendo casi anecdótico.
El cuadro amarillo casi que se dejó remontar un partido que tenía bajo control y que se le escapó en apenas cinco minutos. Los de Gaizka Garitano habían empezado bien, se adelantaron con un golazo de Ontiveros y dominaron durante la primera media hora. Casi durante 40 minutos, pero un doble golpe justo antes del descanso cambió el signo del encuentro.
El Burgos, con más oficio y menos balón, se llevó los tres puntos del Nuevo Mirandilla en el que es el primer tropiezo en casa del conjunto amarillo y la primera vez que encaja goles como local en lo que va de temporada. El Cádiz ha tomado un poco de su propia medicina.
Seguramente esta vez el Cádiz especuló demasiado y demasiado pronto. Se deshizo del balón muy rápido, y su habitual paso atrás tras marcar fue un poco más grande de lo habitual y dejó que el Burgos se creciera sin hacer demasiado para merecerlo. Esa desconexión defensiva de apenas cinco minutos al final de la primera parte bastó para que el partido se escapara.
El equipo de Garitano compite, se entrega y conecta con la grada, pero quizás debe matar el partido antes de entrar en ese modo de control que ante el Burgos ha rozado la hibernación en ataque. El Cádiz es sólido sin balón, pero hay rivales que también lo son con él, y cuando cede campo y ritmo, se pone en riesgo.
El Cádiz formó de inicio con su ya habitual 1-4-2-3-1, aunque con algunos matices: Suso volvió al once, ocupando esta vez el costado derecho. Ontiveros actuó como mediapunta, liberado por detrás del delantero. Tabatadze arrancó por la izquierda, aunque con libertad para moverse por dentro. Álex Fernández repitió junto a Ortuño en la medular. En defensa, Raúl Pereira fue la sorpresa en el lateral zurdo, manteniendo el sitio En ataque, Álvaro García Pascual volvió a ser la referencia.
El Cádiz salió con ritmo y ambición. Presionaba alto, con Ontiveros adelantado junto a Álvaro García Pascual y Álex saltando a ocupar su posición en un 4-1-3-2 sin balón. Los primeros avisos fueron locales. Ontiveros, muy fino, firmó el 1-0 en el 15’, con su clásico disparo ajustado al palo izquierdo del meta rival tras un robo de García Pascual.
El gol asentó al Cádiz, que controló y mandó con claridad hasta la media hora. Sin embargo, a partir del 35’, el equipo empezó a especular, a ceder metros y a jugar más largo. El Burgos, sin crear demasiado, encontró aire y se encontró con el balón muy cerca del área de Víctor Aznar.
En el 40’, un saque de esquina mal defendido provocó el 1-1, tras una primera parada de Víctor Aznar y un rechace que llegó a la frontal y el disparo fue desviado por Serra. El golpe descompuso al Cádiz, que encajó el 1-2 en el 45’, en una contra en el último minuto de la primera parte. Impropio del oficio que está demostrando este Cádiz.
Misión imposible
Garitano movió el banquillo al descanso: Climent y Efe entraron por Pereira y Tabatadze, además del cambio obligado de Dawda por Álvaro García Pascual, lesionado. El Cádiz arrancó mejor, incluso llegó a marcar en el 48’ por medio de Kovacevic, pero el VAR anuló el tanto por un fuera de juego milimétrico tras tres minutos de revisión aunque no queda claro de quién es el fuera de juego.
Esa acción terminó de reforzar el plan de un Burgos que tiró del guion del Bordalás. El cuadro de Ramis llevó el bordalismo al extremo: pérdidas de tiempo constantes, interrupciones, jugadores en el suelo y ritmo roto. Eso sí, con menos faltas que los equipos de José Bordalás.
El Cádiz lo intentaba, pero sin claridad. Suso y Ontiveros aparecían muy lejos del área y Efe no encontraba espacios para superar a los dos o tres defensas que le esperaban. La única acción con algo de peligro fue un cabezazo de Roger Martí en el 86’ que Cantero detuvo casi sin querer.
Garitano se la había jugado con dos delanteros (Roger y Dawda) y defensa de tres, y más tarde dio entrada a De la Rosa para intentar romper por fuera. Pero el equipo se desordenó en su empuje final. Ya en el 104’, con todo el Cádiz volcado en el área rival, Suso cometió penalti sobre Mateo en la contra definitiva. El propio jugador marcó el 1-3 y selló el triunfo burgalés.
El Cádiz perdió algo más que tres puntos: perdió su racha como local y la oportunidad de cerrar el primer tramo como líder. No es una catástrofe, pero sí un aviso. Cedió demasiado campo y balón demasiado pronto. Y cuando quiso volver a dominar, el rival ya había olido sangre y apretó los dientes para defender su victoria.
Las jugadas a balón parado siguen siendo un debe importante para este Cádiz: el 1-1 nace de un córner mal defendido, y el equipo aún no ha marcado un solo gol a balón parado en lo que va de curso.
Pese a todo, el equipo no se cayó. La grada despidió con aplausos y los jugadores, con el mismo carácter competitivo de siempre. Hay identidad, pero toca ajustar ritmo y ambición.
El Cádiz cierra el primer cuarto de campeonato tercero, con 18 puntos, a uno del Racing y empatado con la UD Las Palmas. Mantiene tres de ventaja sobre el séptimo (Valladolid) y ocho sobre el descenso, que lo marca precisamente su próximo rival: el Granada CF. El liderato se ha escapado, pero lo peor puede ser que aparezcan las dudas. De momento, hay que seguir creyendo en lo que se viene haciendo Se ha ganado crédito para ello.
cadizdirecto
martes, 14 de octubre de 2025
EL CÁDIZ, LÍDER EN SOLITARIO
JORNADA 9: RESULTADOS Y CLASIFICACIÓN
lunes, 13 de octubre de 2025
LA CRÓNICA DE VERA LUQUE (CÁDIZ 1 - HUESCA 0)
CTRL-C + CTRL-V Y TRES PUNTITOS PARA LA BUCHACA
Casi como un copia y pega, el unocerismo es la constante de este Cádiz, bien cayendo a nuestro lado como ya ha ocurrido cuatro veces en lo que va de torneo, o bien cayendo del otro, refiérome al anterior domingo en Las Palmas.
El unocerismo, ciencia que aplicó sabiamente Cervera en aquella mítica liguilla que nos sacó hace una década del pozo, nos tiene apalancado en todo lo alto de la clasificación con números ínfimos tanto a favor como en contra.
Y con ese irremediable sentimiento de vértigo sobre el alambre, a sabiendas que los partidos así planteados se te pueden engollipar tal y como aparezca una Real Sociedad B y te cuele tres, con lo que de la disciplina más férrea no queda otra que invocar la anarquía más majadera para empatar, como así fue en Anoeta, hasta hoy única ocasión en la que el fútbol se salió de sus parámetros más conservadores y amarrateguis.
Las películas están siguiendo el mismo guión, consistente en ese eslógan de aplicación en partidos agonizantes dentro de los patios de los colegios: “El que marca gana”. De momento, nos está saliendo bien, gracias a que el colectivo cumple esté quien esté, y las individualidades asoman la cabecita cuando toca, bien sea Tabatadze, bien sea Víctor Aznar. La alegría final no nos la quita nadie.
El estrés de los últimos 10 minutos viendo nuestra portería asediada, tampoco. Pero oye, ahí andamos, arriba del todo y en solitario. Que nos quiten lo bailao. Mejor posicionados que nosotros no está ninguno. Así que toca fumarse un purito, y a seguir currando.
Cuando apareció la alineación en las pantallas de nuestros móviles camino del Estadio, a todos se nos desordenaron los esquemas, como cuando el jurado del Falla nombra a una que no te esperas que pasara la fase. En cuanto dibujamos la alineación en nuestras mentes observamos la ausencia de tres de los tótem sagrados, intocables hasta el día de hoy, y que ya se les estaba poniendo cara de vértebra de esa columna que todo equipo que se precie monta desde la portería propia a la portería contraria.
No aparecen ni el central intimidante, ni el stopper cuasi infalible, ni el jugón superstar. Entre el fijo en la portería y el fijo en la punta, se había montado una minirrevolución. La escuadra no acusó la renovación del once, y si me permites, casi que le vino hasta bien. A la tranquilidad que da saber que hay vida más allá de los titulares, sumarle el debut con picadores desde el minuto cero del lateral izquierdo, Pereira, que a más de uno nos quita un comecoco de lo alto en cuanto a la cobertura de dicha zona del campo en ausencia de Climent.
Por ahí bien. Más dudas surgen de los centrales secundarios. Ni Pelayo en San Sebastián, ni Jorge Moreno ayer, terminan de eliminar esa nostalgia balcánica que nos entra cuando Kovacevic se cruza Europa para jugar una pachanga sub 21. A ver los Reyes como se portan.
El ambiente está moderadamente eufórico, y eso es bueno. Porque aun sabiendo que no hay un brillo especial, poco a poco la afición va reconectando y va de nuevo enganchándose al vestuario. A poco que sigamos con la rachita, el ambiente irá in crescendo, y volveremos a poner las linternas de los móviles y a menear las llaves cuando lleguen las vísperas navideñas. Seguro.
Este periodo de reconciliación no sería posible sin la oportuna desaparición por parte de las cúpulas burocráticas del club de ciertos comportamientos y actitudes que en el pasado sirvieron más de trinchera que de otra cosa. Es verdad que la pelotita está entrando, pero también hace tiempo que no se habla desde los despachos de pamplinoseos faraónicos como el estadio nuevo, que no hay burofaxes sin venir a cuento, o que no sabemos nada de proyectos empresariales ni onanismos variados por parte de los del palco.
Que no se verbalicen, o que no aparezcan publicados por el encargado de las redes sociales, que también está más tranquilito, no quiere decir que hayan acabado en la papelera. Pero por lo menos, no encienden al personal, ni distraen la atención de lo que aquí realmente interesa: el furgol, como decía Villar. (No Juanito el cantaor, sino Ángel María el abogado)