LA CRÓNICA DE VERA LUQUE
CHÓFER, ¿QUEDA MUCHO?
El monumento al aburrimiento o tributo a la desidia, como prefieran, que nos tragamos el viernes sólo predice y avisa de una cosa: lo que queda de temporada puede ser calificado como tortura por el Tribunal Internacional de los Derechos Humanos.
Cuidadín tiene que tener el Dúo Estático, no sea que además de rendir cuentas ante el fisco, también acaben en La Haya, cual dictadorzuelos de republica bananera, status que les viene que ni al pelo.
El documental de la 2 de las cuatro de la tarde en el que se convirtió el partido contra el Sporting sólo tuvo tres minutos de descuento en cada tiempo, señal inequívoca de que no pasó absolutamente nada, más allá de los cambios y del gol de Ramos, que vuelve a cumplir llegando a la decena de tantos, cifra lógica y útil para el equipo, siempre y cuando el resto de delanteros se le hubieran acercado una mijita.
Estaríamos más arribita, y seguramente el viernes el sopor lo hubiéramos interpretado como tensión. Fueron en total noventa y seis minutos entre las dos partes, de los cuales ochenta y muchos o noventa y pocos se jugaron a más de 70 millas marítimas de las porterías. El resultado de dos equipos con aspiraciones ,al menos de cara a la galería, mucho más ambiciosas de lo que al final ha resultado ser la temporada. Equipos, históricos, el Sporting más que nosotros, con aficiones que acuden en masa al estadio, con un aroma vintage inconfundible, que se ven en tierra de nadie, sin expectativas de nada, y ojo, en el caso del Sporting, gastando temporadas y temporadas sin moverse de la mitad de la tabla, desperdiciando años como un universitario que no se mueve del bar de la Facultad.
Nos podría pasar lo mismo, y hasta en nuestro caso, sería lo normal. Los delirios de grandeza reflejados en diseños con Photoshop de estadios para 30.000 espectadores se salían de la lógica, y lo saben. A ver que hacen ahora cuando se enteren que nuestro sino es navegar por la categoría de plata, salvo bonitas interrupciones o malditas bajadas a las alcantarillas de forma temporal.
Una gráfica manera de interpretar la realidad del club, y por extensión de buena parte del fútbol actual es la foto oficial del equipo. Esa que un año hicieron en la Plaza de Toros de El Puerto, y que en otra ocasión hicieron tras montar un andamio en plena Plaza de Fragela y subir a la plantilla a la altura de la azotea del Falla. Ya saben, una mañana de compromiso en la que los futbolistas se arreglan con el traje de gala, que no es ni más ni menos que la equipación de todos los días, pero con la vuelta de los calcetines estratégicamente colocada para que no chirrie cualquier atisbo de desarreglo estético. Échenle un vistazo a la de este año.
Verán que hay veintiséis futbolistas, y veintinueve que no lo son. Más de la mitad de los retratados no se ponen las botas ni saltan al césped. El overbooking de chaquetas y corbatas es cuanto menos curioso. Como en el chiste de la canoa, en la que empezaron nueve remeros y un timonel, y acabaron nueve dando órdenes y uno solo remando. La foto que de niño yo colgaba en la pared de mi dormitorio con la intención de aprenderme los nombres de todos los componentes de la plantilla, y en la que a lo sumo se colaba Irigoyen, el preparador físico y Rovira, hoy la copan un elenco de trajes del Corte Inglés, como si fuera la foto oficial de los niños de San Ildefonso.
Los chiquillos que hoy cuelguen el poster no sólo tienen que aprenderse el nombre de veinte tipos que se dedican a la burocracia deportiva, sino también si son jurídicos, economistas o directores de catering, por decir algo. Al fútbol lo invade ya sin remedio el negocio, hasta el punto de que los mercaderes toman el mismo protagonismo o más que los que soportan el juego, los que hacen el regate, los que cabecean a gol, o los que se estiran y la sacan de la escuadra. El cambalache en el que esto se ha convertido ha creado Florentinitos y Laportitas que como ponen la pasta se ven con el derecho de salir en la misma foto que los que de verdad interesan al aficionado: los futbolistas, por muy mantas que puedan ser.
Estaría bien que si al Cadiz B, hoy Mirandilla por respetable antojo de los que ponen la guita, le hacen una foto oficial (que imagino que la habrá de una manera u otra), el cabildo chaquetero que sale en la foto de los mayores, también se pusiera en la foto del filial con ese semblante de persona importante, de yuppie de Wall Street, de pregonero de Semana Santa de Villabotijo de Abajo…más que nada para hacerse cargo también del sonoro fracaso y de la indecente planificación canterana que ha llevado al segundo equipo a bajar dos escalones de un plumazo, cuando la cantera debiera ser uno de nuestros principales activos, si no el que más. Sonrían, miren al pajaritooooo ¡Clic! Retratados.
cadizdirecto