JORNADA 10
CÁDIZ 0 - ALAVÉS 2
DOMINGO EN EL RINCÓN DE PENSAR
CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén, Haroyan, Víctor Chust (Jonsson 46'), Espino, Fali, Tomás Alarcón (Álex Fernández 46'), Salvi (Choco Lozano 68'), Alberto Perea, Sobrino (Álvaro Jiménez 85') y Negredo.
ALAVÉS: Pacheco, Ximo Navarro, Laguardia, Miazga, Rubén Duarte, Loum, Toni Moya (Pina 85'), Manu García (Pere Pons 56'), Pellistri (Edgar 56'), Luis Rioja (Miguel 77') y Joselu.
ÁRBITRO: Alberola Rojas (castellano manchego). Amonestó a Miazga y Ximo Navarro por el Alavés
GOLES: 0-1 Joselu (p.) (6'), 0-2 Joselu (91').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 10ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 13.790 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: Las trompetas del Apocalipsis suenan por la Laguna. El Fin del Mundo se acerca y nosotros con estos pelos. El cadismo ve amenazada su eterna cara sonriente, su perenne broma constante, y una chunga y triste neblina parece invadir el graderío. Ajú. Sólo salvó el día esa tierna imagen del chiquillo de Alex Fernández marcando un gol a portería vacía una vez terminado el partido. Más de uno pensó que yendo de amarillo lo fallaría. Po no. Ya lleva más goles que Andone.
El equipo se asoma al precipicio apoyándose en un pretil lleno de verdín y con peligro de derrumbe. Pero todavía,temerario, no ocupa ninguna plaza en el vagón que te lleva al campo del Amorebieta. El personal ya tiene preparadas las flores, pero el muerto aún sigue vivo, por mucho que estemos a una semana del finde de las calaveras. Así, que lo mismo, no está de más ponernos en contexto, y echar el balón al pasto, nunca mejor dicho.
EL PASADO:
Todos tenemos en mente el glorioso Cádiz de los 80, su mejor época, dicen. El bonito recuerdo tiene más que ver con la nostalgia del momento, traducida en las bandejas de papas fritas en las olitas del Paseo, los calcetines blancos con castellanos, y las finales del Falla con ambiente. Porque en lo deportivo, ya les digo yo que la cosa no mejoraba lo presente. Al menos en los resultados. El Cádiz nos tenía acostumbrado al sube-baja de categoría, o en los mejores momentos, a los milagros a última hora después de una temporada entera sin salir de abajo. Pero la vida en Primera era tal cual la estamos viviendo este año. Overbooking de derrotas, goleadas en campos ajenos, broncas en la grada, entrenadores cesados, liguillas de la muerte y funambulismo, mucho funambulismo. Entre pasito y pasito en el alambre, una delicatessen de Pepe Mejías, o una obra de arte digna del MOMA, en los pies del loco de El Salvador. Pero el equipo se alquiló un partidito entre el puesto 17 y el 20 de la tabla, y de ahí no salía hasta Mayo. Así que ahora estamos como queríamos estar en aquellas épocas de visitas a Jumilla o a Novelda. Eso sí, sin patatas,sin olitas, sin calcetines blancos y sin ambiente en las finales. Que lo mismo es lo que realmente echamos de menos. Siempre será mejor visitar Villareal como un pavo escuchando a “Toma Castaña”, que ir, como tantas veces hemos ido, al campo del Motril de favoritos. Piénsenlo.
EL PRESENTE:
Que la reflexión anterior te lleve al “Cualquier tiempo pasado fue peor”, no quita que cualquier tiempo presente puede ser mejor. Vamos a lo que estamos viendo. Y vemos que el avance del partido sin que pase nada es directamente proporcional a las posibilidades de nuestro éxito. Miramos el reloj y rezamos para que el marcador no se mueva nunca. Cuanto más aguantemos el cero a cero, más desespero del contrincante, más esperanzas para los nuestros. El problema viene cuando nos marcan justo antes del descanso (el día del Espanyol), o en el minuto cuatro como ayer. Entonces nos sentimos como en esas pachangas infantiles de nuestra época callejera de pantalón de pana y jersey de pico: “El que meta, gana”. Empatar el partido nos resulta misión imposible. Y entramos en la espiral de la desesperanza ante la portería. Por más cerca que rematemos, por más saques de esquina y centros al área de balones que parecen de hormigón, por más asedio que provoquemos, la pelotita se niega a entrar como si existiera un conjuro maligno en respuesta a esos goles tontos que sí nos entraban el año pasado (el de Negredo al Barça, o el de Getafe allí). Ahora esos goles tontos nos lo colamos nosotros mismos, como el segundo de ayer, cerrando un nefasto partido capicúa, donde los cinco primeros minutos nos trajeron un penalty carajote, que en cuanto a claridad está años luz por detrás del arrollamiento a Perea de hace un año, y que el mismo árbitro , tan guapetón y televisivo como matraca y sinvergüen, no pitó, y donde los cinco últimos nos regalaron un nuevo disparate defensivo, dejando de por medio ochenta minutos de dominio, merecimiento,posesión y empuje del Cádiz, pero con el punto de mira en Acapulco. Es vox populi en el furbo españó, que adelantarse contra el Cádiz te da tres cuartos de partido bien despachado, por lo que nuestros 90 minutitos semanales son una película de suspense en la que el sufrimiento ante la posible llegada del gol ajeno, supera la ilusión por que llegue el nuestro. Que manera de sufrir cantaba Sabina cuando el himno del centenario colchonero. Harte del Cádi, Juaqui. Vas a flipar.
EL FUTURO:
A corto plazo, pasado mañana jugamos en Villareal. Una monería. Uno de los equipos que mejor juega la pelotita, pero que anda regulero también en función a sus aspiraciones. Se prevé pajarraca en el once, teniendo en cuenta que es una práctica habitual del Gafa en estas rachas de partidos sin descanso. El problema, y enlazo con el futuro a medio plazo, es que la plantilla no termina de cuajar. Al extraño ambiente creado a causa del libertinaje nocturno y otras incidencias, hay que sumar un aporte minúsculo de los nuevos. El Cádiz terminó ayer el partido con dos nuevos respecto el año pasado: Haroyan, que aún no ha demostrado que mejore a Marcos Mauro (por ejemplo), y que viene con el B1 de Inglés, pero con el castellano pendiente para Septiembre, y Álvaro Jiménez, ese misterioso tocayo con Jota del otro Álvaro Giménez, que de momento está causando la misma flojita impresión, y que al final nos está resultando la versión grunge de Alejo. Nada que supere a lo anterior. Los fichajes, a excepción quizás de Alarcón, (aunque ayer cometiera su primer borroncito con el gilipenalty del minuto 4), es como tener la nevera llena de mortadela, y seguir comprando mortadela, para continuar comiendo mortadela, cuando quizás ya necesitemos un poquito de chorizo ibérico o unos chicharroncitos a lonchas, peicha. Nada de lo nuevo es mejor, ni seguramente peor, de lo que había. Así que sin materia prima nueva, pocas alternativas se pueden generar más allá de las que teníamos el año pasado, requeteconocidas por todos los rivales, por cierto.¿Qué nos queda? Sacar partidos para adelante como sea. Y unos buenos Reyes Magos en diciembre. Y esperar que a los que tuvieron la ocurrencia del Estadio para 35.000 en el Río San Pedro se les bajen ya los efectos del canuto comunitario, y se enmienden también una mijita. Que aquí tenemos que tirar palante tol mundo. Hasta el apuntaó.
FOTO: Matías Prats de pibito presentando un Estudio Estadio ochentero (de los buenos, de los de un resumen cortito uno detrás de otro y vamonó, sin tertulias ni chufleríos). Observen la tabla clasificatoria. Entre la deprimente resolución de la cinta VHS pueden vislumbrar un Cádiz en la cola, hábitat natural de los nuestros en aquellos maravillosos años. Bonitos tiempos, en los que Matías no hacía el cocacola con juegos de palabras sin age, y las infografías se limitaban a cartelitos pegados con velcro. Que guay
Fuente: fuboldelos80.com