JORNADA 8
CÁDIZ 0 - VALENCIA 0
EL EFECTO MARIPOSA DE UN TIK-TOK TRAICIONERO
CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén, Haroyan, Fali (Cala 79'), Espino, Jonsson (Martín Calderón 70'), Tomás Alarcón, Salvi, Álex Fernández (Chapela 71'), Osmajic (Iván Alejo 60') y Negredo (Pedro Benito 60').
VALENCIA: Cillessen, Foulquier, Gabriel Paulista, Alderete (Diakhaby 60'), Lato, Guillamón (Racic 78'), Wass, Musah (Helder Costa 85'), Hugo Duro, Guedes y Marcos André (Manu Vallejo 85').
ÁRBITRO: Pizarro Gómez (madrileño). Amonestó a Tomás Alarcón, Martín Calderón e Iván Alejo por el Cádiz y a Alderete, Foulquier, Guillamón y Diakhaby por el Valencia.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 8ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 14.794 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede provocar una tempestad en Nueva York, o eso dicen. Traducido al universo cadista, el vídeo de una señorita instagramera un domingo, condiciona un partido de fútbol seis días después. Sin los siete de la banda del Moe Chandon, el equipo se resiente, sobre todo cuando entre los ínclitos hay dos delanteros que bien podrían jugar de inicio. Pero darles bola hubiera convertido el vestuario en el yamentiende de la Bernarda, y los post-partidos en Jauja. Ya no son los cubatas, ni el perreo, ni que al otro día entrenaran con dolor de coco, aunque las resacas a los veintipocos no sean las resacas de los cuarenta y tantos. Lo de menos es que el Lunes se terminaran los Spidifines en el botiquín del Rosal. Lo que al Gafa le mosquea es que la disciplina interna se la beban con coca cola y dos hielos. Es saltarse lo estipulado en el club. Tanto como se habla de la condición de currante del futbolista y su derecho al fiestorro post-currelo como todo Cristo, pero nadie cae en la cuenta de que la jornada laboral continua una vez terminado el partido, y que la orden que el currante recibe de su jefe es quedarse acostaíto en la habitación de un hotelazo. Saltárselo implica consecuencias. Ya no lo hacen más. Incendio sofocado en vísperas de parón de selecciones. Los que han ido al Rincón de Pensar volverán para el próximo partido con la conciencia renovada, y las ganas de pegarse un vaso clandestino a cero. Para la próxima, se lo pensarán, y en caso de lanzarse a la noche madrileña, o de donde sea, como Tony Manero meneando las campanas del pantalón, al menos avisarán a la señorita de turno para que deje el móvil guardaíto. A ver si los entrenadores rivales van a ir enviando Mata-Haris de la nocturnidad a los terceros tiempos de los contrincantes futuros.
De Bordalás no me extrañaría. Funambulista en la delgada cuerda que separa lo reglamentado de lo ilegal, hace unos años pasó de ser un entrenador dejaete, de chándal, barriguita y barba de tres días, a metarmofosearse a figurín del banquillo, elegante delante del espejo y todo lo contrario a la hora de poner en marcha las artimañas del juego. Tiene esa extraña habilidad de generar antipatía, primero en el Getafe, y ahora en el Valencia. Imaginen ese equipo que cae bien a todo el mundo, llamémosle el Brasil del 82, el Camerún del 90, el New Team de Benji y Oliver, o el equipo de los chiquillos de los libros de “Futbolísimo”…pues los pilla Bordalás, y los convierte en escuadras antipáticas, odiosas, vomitivas. Practica el Mouriñismo Ilustrado, provocando a la grada mandando callar, comiéndole la oreja al cuarto árbitro…un showman que se postula necesario incluso en este fútbol de hoy en día. No pone en práctica un fútbol alegrote, sino más bien físico, casi de Pressing Catch. Lo que conlleva partidos aburridos como el de hoy, pero a la vez tensos por la cantidad de momentos en los que el aire se corta con un bisturí, rozándose el quilombo en cada lance del encuentro. El Valencia, como el Getafe antes, es ese cliente que sabes que te va a poner pegas porque el café esté demasiado caliente, te lo va a decir de mala manera, va a pedir que venga el jefe y va a terminar asustando con la hoja de reclamaciones. Cómodos en el conflicto, felices en la pajarraca, dichosos cuando montan el numerito. Aún así, se temía la puesta en escena del capítulo más chungo del manual de Bordalás, y no hubo que llegar hasta ahí. Los combates cuerpo a cuerpo vaticinaban el cerocerismo a medida que avanzaba el partido, y los chés sólo asustaron con pepinazos de trayectoria rocambolesca desde la lejanía, y alguna maldad de Guedes, ese futbolista que llevaba el siete y que hoy jugó como un niño de Sexto en el recreo de los niños de Segundo. Mucha calidad tiene el portugués.
Los nuestros y tras la convocatoria sin la banda del Moe Chandon, han aguantado el tirón en una tarde que era una papeleta dados los últimos acontecimientos reggaetoneros. Alegría de ver dos canteranos juntos, como en los tiempos de David Vidal rebautizando a los chavales que subían al primer equipo. Había cierta expectación por ver al chiquillo de Benito, que tiene más fama en las redes sociales que en los terrenos de juego, de momento, porque el niño pinta bien, a pesar de la melena del punta jurado de Loco Mía que me lleva. De alguna manera, el Gafa ha dejado claro que en este equipo nadie es imprescindible, y que si alguno se despista ya sabe lo que hay. Bueno, rectifico. Sí tenemos imprescindibles: Fali y Espino. Sobre todo el gitano, que debe estar presente en el campo para siempre por los siglos de los siglos, hasta el fin de los tiempos. Cuando se lesione, o se retire, que pongan un muñeco con su cara o lo que sea, yo que sé, un cartón de esos de tamaño natural como los James Bond que ponían en los vídeo clubs antiguamente. Su presencia arenga al resto, si no, fijarse en el armenio que ya está espabilando. Y del uruguayo, no te digo más ná. El conejo de las pilas Duracell dura menos tocando el tambor. Posiblemente, si a Espino lo miran por dentro, no encontrarán ni riñones, ni hígado, ni esas cosas. Sólo encontrarán pulmones. Puede que tenga siete u ocho. Y por lo demás, destacar el retorno de Alejo que en este tiempo de retiro espiritual no ha mejorado ni un ápice en el noble arte de simular faltas. Sobreactúa como un figurante de penúltima cuarteta chunga de comparsa de Preliminares. Nos vamos al parón de selecciones promediando un punto por partido. Treinta y ocho nos sale con estas cuentas, que no nos aseguran la salvación, pero que nos hubiera valido muchos años. Si se mejora, mejor que mejor. Sobre todo ahora, que vienen dos partidos lindos para pegar un tironcito. Toca un asueto de quince días, que nos va a venir de coco y huevo. Hasta entonces pues.
FOTO: Ese que ven ahí es Bordalás hace unos años. Antes de que se viniera arriba y se volviera Cristian Grey. Fijarse que parece que lleva ya tres horas en la barra libre de la boda de su cuñao. O el chófer del Socibus después de empalmar tres veces seguidas la ruta Algeciras-Irún. Er chavá oé. Ta hecho un figurín.
Fuente: moiceleste.com
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