MALLORCA 1 - CÁDIZ 1
LA CRÓNICA DE VERA LUQUE: DEMASIADO RUIDO
MALLORCA: Rajkovic, Maffeo (Giovanni González 59'), Valjent, Raíllo (Nastasic 83'), Copete (Javi Llabrés 69'), Jaume Costa (Lato 69'), Samú Costa, Darder, Dani Rodríguez (Amath Ndiaye 83'), Abdón Prats y Larin.
CÁDIZ: David Gil, Iza Carcelén (Zaldua 54'), Fali, Momo Mbaye, Javi Hernández, Rubén Alcaraz, Álex Fernández, Iván Alejo (Brian Ocampo 75'), Machís (Sobrino 64'), Roger Martí (Sergi Guardiola 75') y Maxi Gómez (Chris Ramos 64').
ÁRBITRO: Iglesias Villanueva (gallego). Amonestó a Dani Rodríguez y Valjent por el Mallorca y a Roger Martí, Brian Ocampo y Momo Mbaye por el Cádiz.
GOLES: 0-1 Rubén Alcaraz (12'), 1-1 Abdón Prats (45').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 13ª jornada de LaLiga EA Sports disputado en el Estadi Mallorca Son Moix ante 13.821 espectadores.
LA CRÓNICA DE VERA LUQUE: …Tanto y tanto ruido… como si Sabina hubiera puesto la banda sonora del partido con Ruibal a los coros. Noventa y tantos minutos de tortura china, con un fondo de silbidos desesperantes, broncas continuas, media isla protestando y algún que otro alarido de alguno de los veintidós cortando el aire balear, como si el desenlace de una entrada brusquilla fuera la amputación directa de un miembro. Todo muy ruidoso. Colaborando al ruido ambiental, un juego con interferencias más cercano a un partido de rugby con balón redondo, donde la patada a seguir era el Alfa y el Omega del equipo visitante, en este caso nosotros.
En algún momento del lance yo visualizaba en mi macarrónica mente la recepción de algún saque de banda donde Fali agarraba por el calzón a Iza, y lo impulsaba al aire para que éste pillara la pelota con las manos, como si fuera un escocés cualquiera en el Seis Naciones.
Por medio, un árbitro enamorado del juego de contacto, y un repetitivo “jueguen, jueguen” hasta que la cosa se ponía chunga. Y más silbidos. Y más bronca. Y el banquillo protestando, y uno del banquillo a la calle. Y mucbo barriobajerío, alcantarilleo y fútbol sin colorantes ni conservantes, pero también sin chicha ni limoná. Este año los Reyes no traerán carbón. Traerán el DVD del Mallorca-Cádiz. Portarse bien, nenes.
Gran responsabilidad del pitote ambiental la tiene Alejo. Cuando Selu sacó la chirigota Los quemasangres, Iván Alejo aún no era conocido por estos lares, porque si no, el tipo de la chirigota hubiera sido ese. Con su camiseta amarilla, y su coletita sin sentido. Alejo puede ser el único futbolista del mundo que mosquea a las dos aficiones de los dos equipos que se están enfrentando. Es exagerado en todo lo que hace. Es exagerado cuando le pegan, y es exagerado cuando pega él. Es exagerado si corre y tropieza con la valla publicitaria. Es exagerado cuando se lamenta al fallar un gol. Es exagerado protestando.
Lo que no sabemos es si será exagerado cuando marca, porque el último gol que marcó se pierde en los anales de la historia amarilla, aunque si es tan intenso celebrando como lo es lamentando, el día que cuele uno saca una botella de champán y se fuma un puro en pleno césped. Llega a ser exagerado en la presión, yendo a por todos los balones, aunque se salga de su parcela.
Es incuestionable su entrega, de la cual deja constancia gráficamente. Quizás sea más cuestionable la operatividad o funcionalidad de esa entrega. Eso ya que lo analicen los expertos. Al menos ayer sacó petróleo de una inofensiva mascá sin intención por parte de un defensa balear a dos metros del área. Alejo fue al suelo como si la tragantá viniera de parte de Evander Hollyfield. Falta, o faltita, y el resto lo puso Alcaraz. Eso y el sacar de quicio a las Islas Baleares al completo, y a parte de Cadi-Cadi, fue nuestra arma psicológica más preciada, todo ello gracias a Iván. De posición, quemasangre derecho.
Porque lo que es el resto de planteamiento, no sé… ¿Cómo lo definirían? Quizás un “tira palante y ya veremos”. Si ayer no perdemos es porque en Mallorca también está la cosa aviá, y porque David Gil voló sin motor en el último minuto. Nuestro aporte al juego ofensivo se reduce al gol de falta, el Cardeñosa que hizo Alex al filo del descanso, y un disparo desde 65 metros.
Especialmente preocupante resultan las segundas partes cadistas. Ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas excepto la de El Padrino, y a este paso vamos a tener la patente del refrán. A este paso, podemos ir ganando cinco a cero en el descanso, que yo vería la segunda parte estresado por si nos empatan.
Se vio en Getafe, se vio ayer, y se ha visto unas pocas de veces este año. Cruzar la línea de centro con la pelota controlada es un reto para los nuestros. Mientras que entre nuestra portería y el círculo central hay 50 ó 55 metros, entre el círculo central y la portería del otro parece que hay 50 ó 55 kilómetros. El infinito campo de Benji y Oliver nos resulta corto comparado a la distancia que debe recorrer cualquier atacante nuestro, cuando solatera pilla la pelota en el quinto pino y empieza a correr dirección portería rival sin atisbo ninguno de llegar siquiera a la mitad del camino sin que sea frenado, o se le vaya la pelota fuera. Pescaíto en blanco y jamón york. Somos la dieta después de la gastroenteritis. Daño cero.
Con todo y con eso, lo de ayer hay que darle su valor. Quizás en la segunda vuelta, como suele ocurrir con nuestro renacimiento primaveral al calor del solecito, despachemos al Mallorca en el Nuevo Mirandilla, y gracias a este empate insulso, nos lo llevemos en el goal-average. Vale más lo de ayer por los dos puntos que no sumó el Mallorca, que el punto que nos agenciamos nosotros.
Cuentas justitas, sin alardes de grandeza, amarrateguis al máximo, pero que de momento nos mantienen fuera de la zona descenso, que no quiere decir a salvo. Ese es nuestro consuelo, que hay cuatro peores, y que lo mismo que nosotros, no se aclaran. Cantar los goles que le marcan al Celta, al Granada o al Almería, está siendo nuestros momentos de alegría últimamente, si a eso se le puede llamar alegría. Pero bueno, peor es ná.
Fuente: cadizdirecto.com