JORNADA 2:
BETIS 1 - CÁDIZ 1
REMEMBERING LOS AGOSTOS LOPERIANOS
BETIS: Rui Silva, Montoya (Joaquín 69'), Edgar, Víctor Ruiz, Miranda, Guardado (Tello 82'), Canales, Rodri (Aitor Ruibal 69'), Fekir, Juanmi (Loren 87') y Borja Iglesias (William Carvalho 69').
CÁDIZ: Ledesma, Akapo, Haroyan, Fali, Espino, Jonsson (Iza Carcelén 46'), Tomás Alarcón (Martín Calderón 88'), Salvi, Alberto Perea (Álex Fernández 46'), Choco Loazano (Álvaro Jiménez 76') y Negredo (Osmajic 69').
ÁRBITRO: Pizarro Gómez (madrileño). Amonestó a Rui Silva, Montoya, Aitor Ruibal y Miranda por el Betis.
GOLES: 0-1 Negredo (p.) (11'), 1-1 Juanmi (22').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 2ª jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Benito Villamarín ante 23.102 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: Un partido entre el Cádiz y el Betis un fin de semana de agosto no puede oler a otra cosa que a filetes y pinchitos, revolcones clandestinos y coplas de siempre regadas con tinto y gaseosa. Extraño era el verano huérfano de un Cádiz-Betis de Trofeo y sin un Lopera poniéndose púo en el gitano blanco de la calle Muñoz Arenillas. La combinación cromática del amarillo y azul versus el verdiblanco a líneas verticales mezclado con el sol de agosto cayendo, nos traen a la memoria noches de desenfreno castizo al calor de la barbacoa asalvajada. Suerte para Cádiz y los gaditanos que no hayan coincidido en la misma línea temporal aquellas parrilladas masivas que terminaban lujuriosamente a la mañana siguiente, con la actual okupación de turistas de secano, que traen la maleta llena de canciones de “Taburete” y vacía de respeto por la vida autóctona. Menos mal. Magaluf hubiera sido inevitable. Anoche el partido no era un preparatorio semi-serio para la temporada venidera. Anoche era ya la temporada en sí. Puntos por medio, tarjetas acumuladas y toda la pesca oficial. Para recordarlo andaba por allí en el minuto 94 el Pacha Espino, que se marcó a los 31 grados que caían en el Paseo de las Palmeras,chico carrerón de área a área, con final poco certero, pero feliz al fin y al cabo, ya que sirvió para finiquitar la partida en la cual nos agenciamos un puntito de un campo donde el año pasado nos trajimos cero. Ya sólo quedan 38.
El partido comenzó con una sarta de acontecimientos de los que el año pasado no teníamos ni el más mínimo rastro, uséase: el VAR decidiendo a nuestro favor. Ya tenemos antigüedad en Primera, aunque solo sea un año. Lo mismo, tenemos que seguir yendo a comprarle el lote al resto de los equipos, pero por lo menos ya no tenemos que echarles los hielos y además nos dejan compartir corrillo de cubateo. Nos han pitado el primer penal de la temporada en la segunda jornada, cuando el año pasado tardaron 7 meses. Y para colmo, cuando a nadie se le ocurre pensar que el portero bético se adelantó 15 centímetros para detener el lanzamiento matraquero de Negredo, sino más bien a maldecir en arameo el mordisco blandengue del tiburón vallecano…llega el chivato y avisa del adelantamiento prohibido como si fuera una cámara de la DGT. Segunda oportunidad para el escualo que esta vez si mordió como el de la película. 36 tacos cumplía ayer el bicho que tenemos de delantero centro, edad a la que hasta hace un tiempo,los futbolistas ya andaban entrenando a chiquillos, viviendo del ladrillo bien invertido, o consumiendo sus últimos suspiros como jugadores en arenales de Tercerola, paseando la gloria pasada por la España profunda. Hoy en día, la élite balompédica vive rodeada de nutricionistas, quiromasajistas, fisioterapeutas, acupuntores y una legión de cuidadores que los someten a un mantenimiento continuo, como si fueran cuadros de Leonardo da Vinci. Duermen a la humedad y temperatura idónea, comen los miligramos exactos de pasta, y van al retrete monitorizados para conocer de primera mano y controlar en una tablita Excel la cantidad, calidad y el pH de la majá. Maradona con 35 años era un angango gordito en declive. Messi con la misma edad, luce musculatura de estatua griega, y parte la pana en el mercado. Los tiempos cambian. El fútbol es para los puretas. Y nosotros tenemos a Negredo con cerca de 40, que son los 30 de antes. Con suerte lo mantenemos aquí varios años a tope. Para entonces denle a probar las tortillitas de camarones, pero de momento tofú y quinoa.
Las malvadas artimañas cerverianas no sólo desarbolan a los equipos durante los 90 minutos de juego. También escardan al rival en el ratito posterior que comprende lo que es la rueda de prensa. Pellegrini y Cervera se batían en duelo de banquillos como si a un lado se sentara Pierce Brosnan y al otro Alfredo Landa. El chileno pinta como un galán de telenovela. Elegante, culto, de perfil valdaniano. Pelazo cano, modales de gentleman y un mote de su talla: “El ingeniero”. Predica un fútbol de profunda base teórica, fundamentado en ese sentir tan arraigado en la doctrina menottista, donde no sólo vale ganar, sino también el modo de hacerlo. Tras el partido, y tras sufrir el planteamiento de Cervera, Pellegrini se despeinó el flequillo, la camisa se le salió por fuera, y dejó en la taquilla del vestuario la retórica cuasi poética. El delineante arrugó los planos, rompió el cartabón y le echó la culpa del uno a uno a su compi de banquillo, por no seguir el ideario de fútbol que se aloja en su cerebro de ingeniero. Como si fuera el único ideario posible. Como si no supiera después de una temporada cuál es el juego del Cádiz. Como si no tuviera herramientas en su mano (Fekir que es campeón del mundo, Canales, Guardado…), jugones capaces de voltear la situación. Más bien, la artimaña cerveriana fue la biopsia que el Gafa le hizo al partido en el descanso, y los cambios ejecutados a partir del mismo, que no solo contuvieron el monótono ataque bético, sino que hasta llegaron a acojonar al equipo sevillano al punto de que por las Palmeras rondó la posibilidad del pelotazo amarillo en forma de tres puntos, y sin pagar peaje. El fútbol de Cervera de momento es tan legal, como bonito…si se sabe ver ese tipo de fútbol. A nosotros, de momento, nos vale…y hasta nos levanta del butacón. Un taconazo en el vértice del área mola, pero ver a Fali tirándose de coco a despejar una pelota tiene su punto también, titi. Cauno con sus cauná, y nosotros con dos puntitos en la buchaca. Sumando.
FOTO: De esta guisa posaba el Betis campeón del Carranza 1999. Recuerdo ver aquella Final en Fondo Norte contra la Lazio de Mihailovic, que era un bicho tirando faltas. Los italianos trajeron un equipazo. Se pusieron 2 a 0 ganando, pero luego llegó Oli y empató el partido. Ganaron los béticos en los penalties. Después nos fuimos para la barbacoa. De lo que pasó en la barbacoa ya no me acuerdo. Pero vamos, que ni al día siguiente me acordaba…
Fuente: manquepierda.com
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