JORNADA 3
CÁDIZ 2 - OSASUNA 3
ESA TORTURA EN FORMA DE PREGUNTA
CÁDIZ: Ledesma, Akapo, Haroyan (Cala 46'), Fali, Espino, Iza Carcelén, Tomás Alarcón, Salvi (Osmajic 78'), Choco Lozano (Alberto Perea 46'), Álex Fernández y Negredo (Florin Andone 68').
OSASUNA: Sergio Herrera, Nacho Vidal, Aridane, David García, Manu Sánchez (Cote 87'), Lucas Torró (Barbero 87'), Oier (Roberto Torres 73'), Brasanac, Javi Martínez (Chimy Ávila 61'), Rubén García (Rober Ibáñez 73') y Kike García.
ÁRBITRO: Cordero Vega (cántabro). Amonestó a Choco Lozano, Haroyan, Tomás Alarcón y Fali por el Cádiz.
GOLES: 1-0 Álex Fernández (16'), 1-1 Kike García (p.) (60'), 2-1 Álex Fernández (p.) (66'), 2-2 Roberto Torres (p.) (91'), 2-3 David García (95').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 3ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 7.452 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: Si el Osasuna nos gana por cero a cuatro no nos hubiera puteado tanto el final del finde. No es lo que se pierde, que también, sino el cómo. Quizás en esta liga apretaíta y de resultados sin mucha holgura, en los kilométricos descuentos de la era VAR tendremos que acostumbrarnos tanto a la euforia desmedida como al babuchazo más cruel. En tres jornadas que llevamos ya hemos pasado por el ying y el yang de la suelta de adrenalina dominical. Afortunados los que vimos in situ el gol postrero del Pacha al Levante, que hoy para regatear el amargor de la derrota hemos tenido la posibilidad de cambiar de canal del tirón y buscar a Terelu Campos o al chófer de Rociíto intentando evadirnos de todo lo que sea césped, balones y vinagre a la herida recién abierta. Desafortunados los presentes hoy en el campo la Mirandilla, que han tenido que martillearse el alma durante ese trayecto de caras largas en el cochepuntale, preludio de un lunes de vuelta de vacaciones, aguantando las quejas y los lamentos, cuestionando las decisiones técnicas, desahogándose en esa especie de terapia grupal que consiste en hablar con el que va contigo en el asiento de al lado, el cual sabes que está pasando por la misma tortura emocional provocada por perder un partido en cuatro minutos. “¿Cómo se nos ha escapado este partido?” es la frase que se repite en las mentes de esos viajeros, la frase que leen en la pantalla del autobús, la frase que escuchan cuando llegan a casa y ponen el telediario, la frase que le perseguirá durante lo que queda de día, y el día de mañana, y el otro,y el otro…difuminándose poco a poco a medida que se acerca el nuevo partido, revanchero e ilusionante, que para colmo y desespero, en esta ocasión tardará dos semanas en llegar, por mor de las eliminatorias del mojonero mundial catarí. ¿Cómo se nos ha escapado este partido? Yo que sé, picha. Pero se nos ha escapado.
Es curioso el reglamento del fútbol. Incluso injusto. Permítanme esta reflexión un tanto gallordil. Resulta que el defensa, en su movimiento involuntario de balanceo de brazos, que puede venir provocado por la inercia al correr, o por mantener el equilibrio al caer de un salto, o porque simplemente no puede llevar los brazos pegados al tronco con cinta de embalaje, comete penalty. Simplemente porque un balón que ha salido de una bota contraria medio segundo antes, ha coincidido en su trayectoria con la susodicha manita, codo o lo que sea. Ese acto prácticamente casual, ausente de malicia, sin alevosía ni sentimiento criminal, se castiga con la pena máxima. O sea, lo peor que te pueden pitar. Una mano tonta se cotiza tanto como un bocao en el cuello al delantero: al pelotón de fusilamiento. ¿No les resulta desproporcionado? Hoy han sido tres veces, tres, en las que la pelota decidió toparse con la mano o del brazo de un jugador, porque no fue la mano ni el brazo los que decidieron ponerse en medio. Carambolas espacio-temporales que en dos veces nos ha perjudicado y en una nos ha beneficiado. Pero que han abierto vericuetos en la película del partido, condicionándolo importantemente. Ya lo sé, es una paranoia mía, pero permíteme que lo piense y que te lo cuente. De alguna manera tendré que llevar el luto del domingo noche, y este agrio Estudio-Estadio por el que toca pasar. Se me ha ocurrío y ya está, joé.
Otra cosa y termino. Hazme caso: si el minuto 89 no era el momento para vernos en la Champions, el minuto 97 tampoco lo es para vernos en Segunda. De repente, no podemos poner en duda lo que cinco minutos antes aplaudíamos fervorosamente. El sistema nos ha traído hasta aquí. Respect. El Cádiz cuando contragolpea, es que contragolpea de verdad. Cuando el Cádiz roba la pelota a 80 metros de la portería contraria, al rival le suena la alarma de “Danger”, y de momento ve como el equipo amarillo monta un Jumanji del copón, con cinco o seis gachones corriendo desbocados. Cuando el equipo rival toca y toca y toca, el campo del Cádiz parece el minúsculo saloncito de eso que en Cádiz las inmobiliarias ahora llaman “ático”, pero que realmente son “lavaeros”. Cuando el Cádiz corre para adelante el campo se ensancha y se vuelve un latifundio de la España despoblada. Espacio para correr. Por eso la prudencia manda en el rival, y el riesgo es mínimo. Que no nos quiten el balón, por tu madre, se dirán entre ellos. Pero ocurre que a veces, el rival no tiene más remedio que arriesgar porque va por debajo en el marcador, y from lost to the river, que dice el refranero. El rival va transformando la horizontalidad en verticalidad poco a poco. Se muestra menos cohibido, y se la reflanfinfla cada vez más eso de perder la posesión: quieren el gol del empate. A su vez, la contra gaditana va sumando imperfecciones porque los actores principales o están en el banquillo, o están fundidos. Y a veces pasa que el cuento acaba bien, y a veces no. Matices puntuales, décimas de segundo decisivas, rebotes insospechados…tiran por tierra un currelo bien trabajao de 90 minutos, o lo que es lo mismo, la semana entera de entrenos. Todos nos acordamos de los difuntos ancestros de Panete. Desde usted y yo hasta Cervera. Pero qué le vamos a hacer. Fútbol es fútbol como dijo Boskov. Si quiere unos buchitos de consuelo, póngase las noticias deportivas, y ríase del circo mediático de esa prensa hispana centrada en Paris Mon Amour y los negocios de un jeque forofo del PC Fútbol 5.0, y se autoregocijará de ser del Cádiz y no formar parte de la pantomima nacional y el asqueroso manoseo al que someten a este hermoso mundo del balón. Allá ellos.
FOTO: Michael Robinson partiéndose la camisa como Camarón. La última vez que le ganamos al Osasuna en Liga, Robinson jugaba todavía. Gran sangazo el nuestro con esta gente. A vé si algún año nos coge un partío en San Fermín y le ganamos aunque sea porque estén siegos tós.
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