JORNADA 6
CÁDIZ 0 - BARCELONA 0
MONTAÑAS RUSAS Y CRUCES DE CAMINOS
CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén (Akapo 79'), Haroyan, Víctor Chust, Espino, Fali (Jonsson 40'), Tomás Alarcón, Álvaro Jiménez (Salvi 46'), Arzamendia (Alberto Perea 57'), Sobrino y Negredo (Choco Lozano 57').
BARCELONA: Ter Stegen, Mingueza, Piqué, Araujo, Dest (Riqui Puig 80'), Busquets, Gavi (Nico 73'), Frenkie de Jong, Demir (Sergi Roberto 46'), Memphis y Luuk de Jong (Coutinho 68').
ÁRBITRO: Del Cerro Grande (madrileño). Amonestó a Haroyan, Akapo y Tomás Alarcón por el Cádiz y a Sergi Roberto y Busquets por el Barcelona. Expulsó a Frenkie de Jong (65') por doble amonestación y al entrenador del Barcelona Ronald Koeman (97') por roja directa.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 6ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 12.179 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: Como si en la cola del Lefties se encontraran el millonario en bancarrota y el pobre que prospera dispuestos ambos a llevarse el mismo modelo de sudadera insulsa. Como si el Cádiz fuera el Bruce Willis al alza, y el Barcelona fuera el Tom Hanks en caída libre de “La Hoguera de las Vanidades”. Como dos díspares líneas de Metro que transcurren una por el barrio rico, y otra por el barrio pobre recogiendo a la peña respectiva de cada hábitat, pero que terminan confluyendo en la misma céntrica estación donde todo el mundo se rebuja. Así fue el escenario de anoche. Hace apenas dos lustros, mientras que el Cádiz deambulaba, coleccionando futbolistas de cuyos nombres no quiero acordarme y recopilando partidos olvidables y olvidados, cuando los domingos llegábamos a casa después de ser espectadores de aquellos bodrios abisales de Segunda B, poníamos la tele y nos embobábamos ante aquel perfecto ballet que Guardiola disponía en los tapetes de España. El Barcelona reinaba en el planeta fútbol con una colección de cromos a día de hoy imposible de igualar, y con una coreografía imitada luego hasta la saciedad, sin el mismo éxito… claro está. De aquella histórica escuadra que nunca pudimos ver desplegada en directo por estos andurriales, sólo quedan Busquets y Piqué, los dos larguiruchos que se niegan a abandonar la fiesta, como dos coristas solterones apurando la Carpa a las seis de la mañana el último domingo de Carnaval. Pero como Paloma San Basilio cantó…”Ahora ya la fiesta terminó”. El tiempo pasa, el Barcelona se desmorona, y al Cádiz le toca vivir la vida loca. Ayer se cruzaron en la misma estación.Los vaivenes del furbol, quillo.
Andan los catalanes huérfanos de cracks interestelares, situación casi inédita para estos burgueses del balompié, que han ido enchampelando Dioses, de Kubala a Cruyff, de Cruyff a Maradona, de Maradona a Romario, de Romario a Ronaldo, de Ronaldo a Ronaldinho, de Ronaldinho a Messi, de Messi a…¿? La oscura etapa sin rumbo en la que se hallan la cubre en la faceta carpetera Depay: un holandés cantúo a años luz de todos los que te dije antes. Aquí sin embargo tenemos superávit de ídolos, y las paredes de los dormitorios preadolescentes se quedan chicas ante tanto póster que colgar. Empezando por Espino, ese lateral que de vez en cuando, y de manera excepcional, le da por parar de correr. O el Titán Fali, uno de esos jugadores nacidos para jugar en el Cádiz, y no en otro equipo. No sólo le queda bien la camiseta amarilla, sino que también le queda bien la vida en un piso de la Avenida, y yendo a recoger a las niñas al colegio horas antes de incordiar al pivote de los campeones del Mundo del 2010. Se fue escoñado. Se duchó. Y volvió a aparecer por el túnel de vestuarios, ya de incógnito, lo que no evitó la ovación del respetable, que ve tanto en el uruguayo como en el gitano el reflejo del futbolista del Cádiz que todos los quemados de la grada seríamos si nos aguantaran las piernas y los pulmones: jabatos, Williams Wallaces de amarillo y azul, kamikazes dispuestos a estrellarnos en el Pacífico si el resultado del sacrificio es rescatar la pelota para mi equipo.
Lástima que el fútbol sea un instrumento de la televisión, y adapte sus horarios a la conveniencia del pagador mayor, esto es, el imperio de la caja tonta. Los analistas de audiencias estarán hoy buceando en cifras de espectadores en función a los horarios de prime-time, y otros mamoneos vía satelite. Por esa causa, al partido le pusieron la hora a la que ponen el programa telecinquero ese en el que en dos chalés se siembran cornamentas entre noviajos de paripé, por ejemplo. Y por esa causa, cientos de criaturitas acuden hoy al colegio con lagañas como ostiones. Y también, por esa causa, la maravillosa traca final del partido, nos llegó al filo de la medianoche, cuando los cuerpos puretiles ya piden horizontalidad. Se soltó adrenalina en los emocionantes minutos finales, pero no tanta como hubiéramos soltado un domingo a las siete de la tarde. El fútbol entre semana a las diez de la noche es un crimen, qué quieres que te diga. Así y todo, vaya cuartito de hora final, donde a ratos firmábamos el empate, como en el balón que Depay cruzó una mijinina más de la cuenta, menosmá….y a ratos nos jalábamos de los pelos viendo como se nos escapaba vivo un Barsa con diez y deshilachado. Montaña Rusa por su camino. Por haber, hubo hasta un espontáneo en forma de balón huérfano, que en pleno ataque catalán, algún matraca lanzó desde la grada, con intenciones vete a saber de qué, aparte de la de dar porculo. Cuando en la misma jugada, el Cádiz devolvió el ataque, dos balones convivieron sobre el mismo césped, lo que provocó un ataque de chuflerío de Busquets, y con ello que la jugada de peligro se debaratara por lo civil y por lo criminal. Quién sabe de no haber estado el balón que no debía estar. La escena propia de la liga del Campo del Cura deja por lo suelos al mediocentro culé, y al carajote que tiró el balón, que vete a saber quién será, pero que merece un toquetasso por parte del club, lo mismo que los revendedores de entradas en PDF. Que no vuelva a pasar. Recordárselo los que se sentáis alrededor, porfa.
Como la salsa que impregna a los rollitos de primavera, el resultado fue agridulce. El año pasado con menos, le ganamos. Aún así, nos ponemos en el segundo puesto de la lista de bestias negras del Can Barça, por detrás del Bayern de Munich. No nos ganan desde el 2006…ahí lo llevas Laporta (desde entonces namá que hemos jugado tres partidos…pero ahí esta el dato, coñe). Y ya como remate paradójico de la noche, Koeman acabó en la misma calle en la que ya no está Puigdemont. Piqué rajando, y nosotros pensando en Vallecas que es lo que nos importa. Seguimos.
FOTO: La tirria futbolera que los holandeses les tienen a los alemanes es gorda. La manía viene desde los tiempos de la invasión nazi y esas cosas desagradables. Por eso, cuando Holanda elimina de la Eurocopa’88 a Alemania, (además allí mismo en Alemania), Koeman intercambió la camiseta con un jugador alemán, y después se limpió el mojino (simbólicamente) con la elástica germana. Ahí lo tienen en sus años mozos,de cachondeo y una mijita más delgao.
Me da que ayer no estaba tan contento. Lo mismo se fue a la cama sin cená…(enseguía)
Fuente: futbolretro.es
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