JORNADA 18
REAL MADRID 0 - CÁDIZ 0
HÉROES DE LA CLASE OBRERA EN LA CASTELLANA
REAL MADRID: Courtois, Lucas Vázquez, Militao, Alaba, Mendy (Nacho 82'), Casemiro, Fede Valverde (Jovic 70'), Kroos, Hazard, Vinicius y Benzema.
CÁDIZ: Ledesma, Akapo, Fali, Cala, Espino, Jonsson (Bastida 85'), Tomás Alarcón (Marcos Mauro 93'), Iván Alejo (Chapela 71'), Sobrino, Álex Fernández y Choco Lozano (Negredo 46').
ÁRBITRO: Jaime Latre (aragonés). Amonestó a Casemiro por el Real Madrid y a Cala por el Cádiz.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 18ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 38.818 espectadores.

CRÓNICA SULFURERA: Te confieso que en el fondo del todo, las cosas como las de ayer me dan hasta coraje. O sea, que seamos capaces de rascar un punto en casa del líder indiscutible e intratable de la categoría, pero que nos lo dejemos ante Getafes, Elches y Alaveses variados, auténticos rivales en el cuerpo a cuerpo. Ganamos en San Mamés, empatamos en el Villamarín o en Villarreal, pero llegan los de nuestra liga y nos mangan la cartera, el tabaco, el mechero y lo que haga falta. Enormes francotiradores cuando hay que dispararle al objetivo que se encuentra a larga distancia, pero pésimos soldados de infantería cuando hay que usar el cuchillo de la bayoneta. Después lo pienso y caigo que “el furgol es asín”. A veces salen los planes y a veces no. La religión cerveriana dispone en el tapete una forma de juego que deja el centro del ring al rival y concede que sea el otro el que se haga cargo de la pelotita. Para que nos salgan los planes a nosotros, la clave es que no le salgan al otro. Y entonces las probabilidades de éxito van aumentando exponencialmente como la curva del Omicron. Ahora, como el otro marque al cuarto de hora, el partido se convierte en una papeleta para los amarillos. Ayer ocurrió lo primero, y gloria para nosotros. Que por cierto, cansa ya esa constante queja de la élite futbolera , futbolistas, entrenadores y periodistas bufanderos, sobre el juego del Cádiz. Parece que Lucas Vázquez nunca ha pretendido un Oscar al mejor actor revolcándose por el césped tras un roce del rival, o que jamás ha alargado un poquito más de la cuenta el paseíto que lo llevara a trincar la pelota para sacar de banda, mientras en el marcador mandaba su equipo. Parece que no es legítimo el sistema de juego consistente en aguantarte, robarte la pelota y correr para coger a tu defensa en calzoncillos. Parece que el privilegio económico de los equipos grandes, que le permite fichar a los mejores solistas del mundo, debe imponer como tienen que jugar el resto de equipos del país. Es tal el desprecio a ese fútbol auténtico sin glamour ni minutajes insultantes en los informativos, que se niega la oportunidad de que el pequeño use sus armas pícaras y callejeras para contrarrestar la diferencia abismal de recursos. La lucha de clases en versión futbolera molesta tanto casi como la auténtica. Y es curioso que se molesten en nuestro fútbol de supervivencia los seguidores que rindieron pleitesía en su día a un entrenador que lo ficharon como antídoto al fútbol de posesión que tanto criticaron, que de vez en cuando colocaba a Pepe de mediocentro, y que acabó metiéndole el dedo en el ojo a un compi de otro equipo. Al final, esto de ser menottista o bilardista, mourinhista o guardiolista, cerverista o anticerverista, va por rachas.Bueno, y que la ciencia del fútbol permite el chaqueterío. Si lo permite la política…¿El fútbol porque no, joé?
En la acérrima defensa del fútbol bailongo, del balompié de toque, de calidad, de geometrías tiradas por delineantes de excelsa técnica con la pelota en los pies, a veces se olvida, voluntaria o involuntariamente, la presencia de algún que otro matón que salvaguarde la delicadeza de los pintureros de la pelota. Casemiro sale por el túnel de vestuarios, provisto de escuadra y cartabón en una mano, puesto que es buen delineante, pero en la otra lleva un puño americano y un bate de beisbol. La constante amnistía aplicada por los árbitros a su juego carnicero, eleva cada vez más el listón de lo permisivo, y todo lo que pase por abajo vale. Como en el cotillón de San Felipe del 94, donde medio Cádiz acudimos apoquinando 6000 pehetas de la época, Casemiro tiene barra libre por derecho. Y la agota hasta términos insospechados. Gasta vidas gratis y sabe que para ser expulsado, la falta que tiene que hacer podría ser susceptible de estar epigrafiada en el Código Penal. El Madrid defendió un minuto, y el Cádiz ochenta y nueve. Pero en ese minuto se escapó vivo un jugador que tuvo que ser expulsado, VAR mediante. El Cádiz defendió ochenta y nueve desde el orden, la disciplina y el rigor táctico, o sea jugando. Salvo un agarrón de Cala, que fue penalizado con una tarjeta del mismo color que la que se llevó el brasileño. El intento de romper la camiseta de Vinicius tiene el mismo castigo que el intento de romper los tobillos de Alejo. Todo en orden.
Y dentro de ese orden defensivo, y a pesar de la presencia en la defensa de Fali y Pacha, asiduos receptores de los piropos de los seguidores amarillos, y abanderados del sistema y del eslogan que ya todo el mundo conoce…destacó otro, cosa que es gran noticia, porque al dúo charrua-calé, no estaría de más que se le uniera por el lateral derecho un renacido Akapo. El mejor del Cádiz, con permiso del bicho que tenemos bajo los palos, fue el defensa diestro. En bonito duelo de velocistas frente a Vinicius, le ganó todas las carreras, y en aquellas en las que el brasileño lograba adelantar una cuarta la pelota para disponerse a disparar, Akapo llegaba desde atrás y estiraba la pierna para cruzar primero, y despejar el balón mientras quedaba inmortalizado en la foto-finish. Lo han bautizado como el Cafú de la Bahía, cuando el homenaje oculto de ayer era al único que ha jugado de número dos en ambos equipos: Juan José Jiménez Collar, cuyo halo sobrevoló por la banda derecha del Bernabéu rememorando sus mejores tiempos en la persona de Carlitos Akapo, y no afortunadamente, en las del quejica Vázquez, hasta luego Lucas.
Se acabó el año cadista. Volvemos en el 22, contra el segundo de la tabla. Arsa pilili. El punto de ayer tiene mucho más rendimiento moral que en la clasificación en sí. Siendo un punto inesperado se agradece, pero yo hubiera firmado con los ojos cerrados y con una mano amarrada a la espalda, que el punto de ayer se hubiera quedado en los madriles, a cambio de haber sumado los dos que se nos fueron contra el Granada. Eso sí, el subidón y la alegría te la llevas. Y el recochineo ante el milloneti, que siempre gusta. Ahora toca tiempo de compras y Cervera no para de escribir la carta a los Reyes de manera subliminal. (Terminamos empatando con un chiquillo de Chiclana pendiente de Kroos). Los jerifaltes amarillos ya han tenido su minuto de gloria en el palco y antepalco del Paseo de la Castellana, cortijo sustitutorio de monterías, despacho del todopoderoso Floren y su camarilla. Ahora toca volver al fango y ponerle los Reyes al Gafa. Que la gesta en Chamartín no tape las carencias que todavía tenemos. Enrollarse que el chiquillo ha sido bueno este año, anda.
FOTO: Juan José en plena acción sandokaniana con la camiseta del Madrid. Volando sobre un futbolista del Hércules, en imagen barroca propia de otro fútbol: medias bajas, hechuras hippilongas, ausencia de gomina y aires de jabato. Como curiosidad, esta instantánea corresponde al último partido oficial que Juan José jugó como madridista antes de volver a Cádiz. Fue la última jornada de la temporada 84/85, y el Hércules ganó en el Bernabéu salvando la categoría a lo justo. Juan José no terminó aquel partido, porque fue sustituido por un tal Rafaé Martín Vázquez. Tampoco era malote el muchacho.
Fuente: Historias del Real Madrid