martes, 14 de diciembre de 2021

LA CRÓNICA SULFURERA DE VERA LUQUE

 JORNADA 17
CÁDIZ 1 - GRANADA 1

DAME UN NÚMERO 10 Y MOVERÉ EL UNIVERSO


CÁDIZ: Ledesma, Akapo, Fali (Marcos Mauro 46'), Cala, Espino, Jonsson, Tomás Alarcón, Iván Alejo (Sobrino 77'), Arzamendia (Salvi 46'), Álex Fernández y Choco Lozano (Osmajic 84').

GRANADA: Maximiano, Quini (Arias 63'), Germán, Torrente, Carlos Neva (Escudero 78'), Gonalons (Montoro 46'), Luis Milla, Antonio Puertas, Soro (Bacca 63'), Luis Suárez y Jorge Molina.

ÁRBITRO: Ortiz Arias (madrileño). Amonestó a Choco Lozano, Cala y Marcos Mauro por el Cádiz. Expulsó a Salvi (92') por doble amonestación.

GOLES: 1-0 Arzamendia (32'), 1-1 Jorge Molina (88').

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 17ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 13.052 espectadores.




CRÓNICA SULFURERA: La dichosa franja de tiempo que transcurre entre el minuto 85 hasta que el trencilla cobra la terminación de la partida nos está haciendo un daño que pa qué. A las malas notas del primer trimestre, en las cuales tenemos cateado hasta el recreo, hay que añadirle cierta crueldad en la manera de perder puntos. Falta de concentración, desespero y poca cabeza, precipitación a la hora de ser resolutivos, o simplemente una majestuosa sangangui acumulada tras un año, el pasado, con la potra a nuestro favor más de una vez. El equilibrio cósmico compensa aquellas jugadas que el año pasado se empapaban de chiripa, con desastres al filito del pitido final a lo largo de la presente campaña. Pasó el día del Osasuna, pasó el día del Villareal, pasó ayer…se nos acumulan los puntos perdidos cuando ya los creemos en el bolsillo, lo que acrecienta en progresión geométrica el disgusto y la cara alargada en el autobús de vuelta. Sólo en la primera jornada los astros nos favorecieron en ese momento en el que el gachón encargado del marcador está llamando a su señora para decirle que en breve recoge los bártulos y tira pa casa. Y fue ante el equipo que quizás nos supere en desgraciadito este año: el Levante. O sea, que tampoco tiene mucho mérito. Despotriquemos, exijamos, abucheemos y escardémonos todo lo posible, pero no olvidemos que a poco que hubiéramos resistido los tres partidos que te decía, ahora andaríamos con siete puntos más. O sea, en barco. No es excusa, pero da coraje. Y cuando al límite del tiempo reglamentario se pierde tanto, la sensación de la platea es la misma que cuando una comparsa después de una actuación correcta y digna de formar parte de tu lista de reproducción, termina el popurrí con una cuarteta chunga y encima desafiná. Que te deja ardor de estómago y naúsea continuada. Cadi, ¿Pa qué me engríe 85 minutos, si al final me vas a dar la patá en la boca? No me hagas esto, tío. Que  lucha esto de ser cadista. No lo sabes tú bien.

Balones al diez. Esa es la frase. Cuando hay que resolver situaciones complicadas, busquen al diez. El diez es ese futbolista canchero,técnico, dotado de una personalidad distinta al resto de la leva. Se sabe poseedor del don de la resolutividad, y pide la pelota como si el Señor Lobo de Pulp Fiction se tratara, con la única misión de solucionar una papela gorda. En la película era un auto empapado en sangre. En la cancha puede ser un partido atascado. Ayer, por ejemplo vimos uno de esos dieces encargados de manejar el joystick del equipo. El jugón no iba de amarillo, sino que vestía esa peculiar y bella camiseta de líneas horizontales y de aires beatniks. Y no llevaba el diez, sino el cinco: el chiquillo de Milla transporta en el ADN el gen que la Masía le inoculó al pare. Mira de reojo y ve siempre a un compi libre de marca. Y nunca manda marrones sino balones rodando facilones para que el de su equipo no se meta en líos. Nosotros no tenemos un gachón que juegue así, porque a nuestros mediocamperos la pelota le resulta un problema y les quema como una croqueta recién hecha en el paladar. Cuando la sueltan al primero que ven, que suele ser después de un rato oteando el horizonte,mandan más que una pelota, un compromiso en forma esférica. El destinatario del balón sufre el envío, que le quema como la croqueta que te conté, y vuelta a empezar. Así hasta que perdemos la pelota a base de pases puteantes de uno a otro. Y como no tenemos un diez delineante y clarividente, en lugar de “Balones al diez” mandamos “Balones al nueve”, a un Choco que corretea de lado a lado siempre con un maromo a su espalda, intentado bajar del cielo meteoritos, pararlos con el pecho y devolverlos en bandeja de carey al que venga de cara. Práctica del Pleistoceno que a veces funciona y a veces no. De hecho,el índice de eficacia de dicha táctica suele disminuir a medida que se asciende de categoría. Por eso en Primera, al futbol no se juega como a un futbolin donde la mano izquierda que controla la media, destruye mucho y construye poco. Pero como no tenemos quién lo haga…balones al nueve. Necesitamos un diez. Vienen los Reyes. Espabilen los que desde un despacho le escriben la carta.

Viniendo lo que viene para terminar la primera vuelta, Madrid y Sevilla,lo mismo podemos ir sacando conclusiones ya. Que lo mismo se rasca oiga, y que lo mismo me toca el Gordo…también. Cervera se come el turrón, y puede que hasta los primeros erizos. Ayer el enfermo tuvo una leve mejoría, aunque se prevé larga estancia en vigilancia intensiva. La subida a planta puede esperar. El equipo corrió y se entregó, no hay duda. El chiquillo estudiar, estudia…pero suspende. Al menos la desidia no apareció, aunque sí la inoperancia. Rematar la faena cuesta, y en cuanto se pisa el área falta la paciencia y la iluminación para definir fácilmente. Es tan angustiosa y tan estresante la necesidad de marcar que se centra de cualquier manera, se dispara a cualquier bulto, como el que juega al bote pas tó: a lo que salga salgó , y por culpa de ese deseo de marcar cuando aún no se ha armado la pierna para chutar, hoy no tenemos dos puntos más. La jugada clave, aquel contragolpe de Salvi en el que el ansia supera a la velocidad de la pelota…quiso correr tanto que el balón le dijo al sanluqueño “sigue tú que yo me quedo”. Cadi, keep the calm, picha, que ahora toca sufrimiento/disfrute en el Bernabéu con reforma incluida.Verá tú que se le antoja a Vizcaíno uno igual.Ajú

FOTO: Lo del diez es un pegote algebraico que se aplica metafóricamente al güeno del equipo. Pero que lo mismo lleva otro número. Ahí tienen al Diez por antonomasia llevando el seis. Se ve que era su época pipiola y algún mariscal del vestuario llevaba la Diez ese día. Emprestá of course.

Fuente: soydeporte.com.ar



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