JORNADA 22
LEVANTE 0 - CÁDIZ 2
CON INMENSA ALEGRIA SALUDAMOS A FEBRERO…
LEVANTE: Aitor Fernández, Miramón (Marc Pubill 77'), Postigo, Rubén Vezo, Clerc (Franquesa 77'), Pepelu, Melero (Malsa 87'), Bardhi (De Frutos 55'), Morales, Roger Martí y Soldado (Cantero 87').
CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén, Fali (Haroyan 38'), Víctor Chust, Espino, Fede San Emeterio, Álex Fernández (Rubén Alcaraz 61'), Iván Alejo (Arzamendia 79'), Salvi, Choco Lozano (Sobrino 61') y Negredo (Tomás Alarcón 79').
ÁRBITRO: Soto Grado (riojano). Amonestó a Bardhi, Clerc, Aitor Fernández y Morales por el Levante y a Fali, Choco Lozano, Salvi, Ledesma, Iván Alejo y Haroyan por el Cádiz. Expulsó al entrenador del Levante Alessio Lisci (76') por roja directa.
GOLES: 0-1 Negredo (34'), 0-2 Salvi (73').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 22ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Ciutat de Valencia ante 14.063 espectadores.

CRÓNICA SULFURERA: Justo en el momento en el que la flechita parece ir girando poco a poco para situarse con la puntita mirando para arriba, lo último que nos hace falta es un guerracivilismo tribunero entre cerveristas y anticerveristas. Demasiao pitote hay ya formado entre rusos y ucranianos para que la NATO tenga que repartir tropas entre Crimea y La Laguna. Tranquilidad please. En el fútbol se demuestra día a día que cada uno va a su avío: el inversor a ganar dinero, el entrenador a buscarse la vida hoy aquí y mañana allí, el futbolista a meter goles a sabiendas que si no mete, no juega, si no juega desaparece, y si desaparece se vuelve persona normal con horarios de 8 a 3, oficina y comodidad sin lujo ni deportivos descapotables. De ahí que la pata que falta para sujetar el banco, el aficionado, también debe ir a su avío, y este es participar del ritual dominguero en el que el éxtasis se alcanza con la victoria. Por tanto, ganemos partidos y todos ganaremos: el inversor el dinero, el entrenador el salario, el jugador el estatus y nosotros la alegría. El resto es producto del aburrimiento, y para el aburrimiento ya saben: Netflix, HBO, Amazon Prime, o Porntube si es necesario. Pero matemos el puñetero debate: ni el gafa va a volver (este año), ni interesa la derrota para ganar porfías de barras de bar pegajosas. Mientras ganemos partidos como el de ayer, como si en el banquillo se sienta Leonardo Dantés. Ganemos, saquemos la cabeza del agua para coger oxígeno, y a seguir.
Futbolísticamente el cambio es ínfimo. Algo más de querencia de pelota, quizás. Anímicamente al equipo le han dado la vuelta como un calcetín. Posiblemente, ni Emeterio ni Alcaraz tengan perfiles de jugadores que tengan unas dotes futboleras que se caractericen por electrificar los partidos, o manejarlos como si controlaran un joystick que decide el destino de cada jugada a su antojo particular. No son maradonitas que pongan boca abajo al equipo sólo por su presencia, ni su misión es arreglar la avería de la vuelta entera. Pero al menos, vienen a romper esa triste monotonía otoñal del medio del campo cadista, inmerso en el hastío más profundo. Vienen a espabilar al resto porque vienen fresquitos y con el entusiasmo que se deduce del que abandona la suplencia en Segunda División para conquistar la titularidad en Primera. Como motivadores de vestuario,(Paulos Coehlos ahí), parece que nos servirán. Como futbolistas de medio del campo, hasta ahora nada ha demostrado que no nos vayan a valer. Al mismo tiempo, Negredo, que tiene 36 tacos, ha pasado de tener 54 con Cervera a los 24 que parece tener con Serguio. Como Meryl Streep en “La muerte os sienta tan bien”, parece haber tomado un elixir rejuvenecedor. Que antes jugara poco levanta teorías conspiranoicas que discuten la profesionalidad del tiburón, las manías del gafa, o las dos cosas a la vez. Me da igual. Que siga rematando (o chutando con la frente) balones como el de ayer, que es lo que cuenta. El otro resucitado es Iván Alejo, que en Septiembre estaba llamando al camión de la mudanza, y que ahora mismo se empieza a pintar como titular indiscutible, para desespero nuestro y para mayor desespero de los rivales. Porque si es quemasangre para la hinchada propia, con sus sobreactuaciones, piscinazos de película de serie B, y regates infinitos sin productividad alguna, para los rivales tiene que ser como ese vecino que taladra paredes a la hora de la siesta: un incordio de niveles insuperables. Mosquea a todo el mundo, a locales y visitantes, y seguramente hasta al árbitro. Pero va el gachón, y marca el Martes y asiste el Sábado. Así que durmamos la siesta con tapones para no escuchar el taladro. Mientras que meta goles, que se tire a la piscina más que Mark Spitz, y que gane el premio Razzie (que son al cine lo que las Holoturias al Cannavá) al peor actor de la historia. Me vale.
El milagro cuando faltan dieciséis jornadas es menos milagro. Más que empezar a pensar en intervenciones divinas, el secreto está en insistir, y sumar, sumar y sumar. Y que a los demás se le vaya apagando la llamita. Como puede ser el caso del Mallorca, próximo rival, a los cuales les podemos dar el cambiazo en la tabla, y colocarlos abajo para nosotros meternos arriba. La flechita apunta poco a poco para arriba y antes de Mallorca tenemos una eliminatoria complicada pero asequible ante el Valencia. Un pelotazo en forma de semifinales coperas con aspiraciones puede poner en órbita a la afición cuando más falta nos hace. La Copa del Preparao puede ser más importante de lo que parece, no tan sólo por lo deportivo, donde estaríamos alcanzando un hito histórico, sino también en lo emocional, y en la conexión que se estaba perdiendo por mor de speakers sin arte, estadios fantasmas y el cuelo de valvulina a medio barrio de los Remedios. Caer eliminados en Mestalla no es descabellado, y entra dentro de lo previsto. Si se pierde, pues nos centramos en la liga y a otra cosa, butterfly. Pero pasar la ronda pone pitoso a los romanticones del balompié como un servidor, y abre la posibilidad de ver relativamente cerca, sorteo enrollao mediante, una final cartujera con medio Cádiz dejando sin Cruzcampo a toda taberna sita a ambos lados del Guadalquivir. La ocasión merece un esfuercito. Un febrero triste vale. Dos seguidos no. Que empiece el Carnaval. Alegría joé.
FOTO: Lo más lejos que el Cádiz llegó en Copa fue a las semifinales de la temporada 1989/90. Los otros tres semifinalistas eran Barcelona (a la postre campeón), Madrid y Valencia, que eran para colmo los tres equipos que andaban aquel año en las tres primeras plazas de Primera. Éramos una merendola, pero ahí estuvimos. Nos tocó el Madrid, y nos despachó ganando en Cádiz 0-1 y en Madrid 3-0. Ahí quedó ese momento, en el cual estuvimos a tiro piera de pegarnos un safari de tropecientos autobuses camino de la Final que presidía el Emérito. Este año se otea en el horizonte esa probabilidad. Eso sí, no creo que el Emérito aparezca por la Cartuja. Yo por si acaso no me hago ilusiones de verlo allí sentao al lao de Vizcaíno.
Fuente: pmlagranfamilia.com
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