JORNADA 23
MALLORCA 2 - CÁDIZ 1
EL PROTAGONISTA DEL VELORIO NO FUE EL FINADO
MALLORCA: Sergio Rico, Maffeo, Valjent, Raíllo, Brian Oliván, Ruiz de Galarreta, Salva Sevilla (Antonio Sánchez 82'), Dani Rodríguez, Kubo (Battaglia 89'), Ángel (Amath 70') y Muriqi (Abdón Prats 89').
CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén, Haroyan (Idrissi 91'), Víctor Chust, Espino, Rubén Alcaraz, Álex Fernández (Luis Hernández 75'), Iván Alejo (Sobrino 62'), Salvi (Jonsson 62'), Lucas Pérez (Alberto Perea 91') y Negredo.
ÁRBITRO: Del Cerro Grande (madrileño). Amonestó a Ruiz de Galarreta y Amath por el Mallorca y a Iza Carcelén, Ledesma, Lucas Pérez y Víctor Chust por el Cádiz.
GOLES: 0-1 Rubén Alcaraz (8'), 1-1 Salva Sevilla (p.) (20'), 2-1 Muriqi (p.) (66').
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 23ª jornada de LaLiga Santander disputado en el Visit Mallorca Estadi ante 13.226 espectadores.
CRÓNICA SULFURERA: Poca literatura queda por desarrollar acerca de lo de ayer. Quizás innovar en cuanto a lo ya escrito supondría recibir mañana una notificación del Juzgado o una querella por lo criminal, aparte de la correspondiente censura feisbukera. No es fácil escribir sobre el partido sin recurrir a un universo semántico plagado de consignas terminadas en “ón”, referencias a presuntos adulterios en el contexto del señor que arbitró el partido…en fin, cosas así. Todo muy llevadero a que me acaben chapando el chiringuito virtual este, y no es plan después de las fotos que guardo de fiestones pretéritos, únicos vestigios de mi pasado en modo Tony Manero. Total,¿Que qué más análisis quieres picha mía,si el árbitro condicionó lo deportivo a su antojo y capricho?. No hay más que hablar, señoría. Ni me cuentes historias de que jugamos peor o mejor. Se cuentan a millones los partidos en los que el equipo que estaba jugando peor se llevaba el gato al agua, bien por desacierto del rival o bien por potra, llámenlo como quieran. En un partido sin interferencias arbitrales, no por mucho jugar peor hubiéramos dejado los puntos. La Llorería no es local del que seamos clientes, porque encajamos mejor que nadie los reveses, como gaditanos que somos, puesto que portamos en cada una de nuestras células el gen de la autocarga, la risa a costa de nosotros mismos, y el realismo identitario que nos han dado los vaivenes de tres milenios. Sabemos que somos carne de Segunda, y lo reconocemos. Lo que no queremos es ser carne de cachondeo del fútbol patrio. Si hay que bajar se baja, pero te ríes de tu…no sigo, tío, que pierdo las fotos de Muñoz Arenillas y sus noches de blanco satén.
Dicen que la liga pone a cada uno donde le corresponde una vez que se llega a la última jornada. No, perdone. Si el Cádiz queda el 18º y el Mallorca el 17º a un punto, en ese orden final tendrá mucha culpa el colegiado de cuyo nombre no quiero acordarme. Por mucho que quieran convencernos con ese mantra que apela a la justicia futbolera al final de los 38 partidos, si Djukic mete el penalty, el Depor es campeón y el Barsa segundo. ¿Hubiera sido justo? Tan justo como lo que pasó. Por tanto, la travesía a lo largo de la campaña te lleva a moverte en un tramo concreto, en el cual ciertos detalles te pueden poner un puesto arriba o un puesto abajo. Cuando esos detalles forman parte de los aliños del juego, como un penalty fallado, un gol de rebote o una parada in extremis, no hay más que echarle la culpa al acierto o desacierto, en definitiva, a los giros de guión de la diosa Fortuna, poco más o menos como yo hago cuando miro los números de la primitiva y me pienso que si en vez de éste sale el otro, en vez de aquel sale tal, y en vez del que salió sale el que no salió…sería millonario, pero no lo soy, porque el ritmo de caída de las bolichas en el bombo, combinado con los voltios que da el bombo, y sumando el momento en el que el gachón que para el bombo lo para, da como resultado que el millonario no soy yo, sino que lo es un tipo de un pueblo de Cantabria. La vida misma. Pero cuando los detalles que te hacen quedar un puestecito arriba o un puestecito abajo, provienen de decisiones (que ahora resumiremos, por si usted aún no las ha visto por la tele) tomadas al voleo por un árbitro que lo que menos tiene que hacer es estorbar en jugadas que de haber sido en las pistas de Bahía Sur, jugando entre colegas, nadie se hubiera parado a pensar que eran penalties…pues falsea y desnaturaliza la clasificación final, que para la historia quedará así, pero para los damnificados será una losa mental para los siglos de los siglos, a lo largo de los cuales se harán la eterna pregunta…¿Y si no hubiera pitado los penalties? Que lleva a…¿Y si nos hubiéramos salvado?
Primer penal. Alejo, que dicho sea de paso, no anduvo espabilado, toca en el brazo a Oliván, como esa señora mayor que te habla dándote golpecitos en el brazo. El jalón no va más allá del típico agarroncito que te da un colega cuando tú te adelantas para pagar las dos cervezas que se habéis tomado. Él te dice “¿Dónde va quillo?” Y tú…”Suéltame joé, deja que yo pague éstas”. Traducido a la pantomima futbolera, a la impostura del delantero, un agarrón de esa índole provoca una caída en el área, en sentido totalmente distinto al sentido del propio agarrón, tirando por tierra cientos y cientos de problemas del tema 2 de Física de Octavo de EGB, la Dinámica creo recordar que era (ya saben, flechitas para un lado, flechitas para otro, newtons y esas cosas). El árbitro de cuyo nombre no quiero acordarme, ni mira el VAR. No duda ni un momento de que Alejo es como una mezcla de Obelix y Popeye harto espinacas, y con un simple agarre sin importancia provoca el desmayo del rival, que cae al suelo como atravesado por una imaginaria bala, recobrando la vida en el momento en que sabe que el penalty es una realidad, y festejando como el trilero que consigue ganar los jurdeles sin que el tonto de marras (en este caso el árbitro) descubra en qué vasito se esconde la bolita. Inexplicable.
Segundo penal, más inexplicable aún. El árbitro de cuyo nombre patatín patatán, aplica la pena máxima en un lance normal del juego, en el que fortuitamente hay un escoñado. Pone el listón de las faltas en sus cotas más bajas. Es tan esperpéntica la sanción cobrada, que para redondear la faena, no expulsa al portero cadista a pesar de interpretar la acción como un rodillazo en la cara. Se queda a mitad de camino, porque en lo profundo de su “yo”, el árbitro sabe que esas cosas no se pitan, caca. Le han puesto en la tele una imagen congelada, estática, de una rodilla en una cara, y se debe a esa única panorámica, sin contexto, sin aplicar las leyes no escritas del juego, las que se aplican en el partido de Bahía Sur que te dije, en el cual de haber pasado algo así, jamás de los jamases se hubiera reclamado penalty entre colegas. Con su intervención, mezquina, chula y ausente de profesionalidad, de conocimiento del juego y de lógica desde el momento en el que le dice a Ledesma que para evitarlo no salga a por la pelota…(Brutal ésto), el árbitro manoseó el juego, se meó en el partido y en la noble pelea que estábamos presenciando. Fue un intruso, un apalancao, un metepatas. Pero fue protagonista, y lo mismo, eso le gusta. Por su culpa, por su gran culpa, hoy sacamos el catalejo para ver a nuestros rivales a batir. Y posiblemente, por su culpa, en la tarde ayer ya apareció esa palabra que tanto nos acompañó durante años: “Milagro”. Toca poner velitas. Vamonó.
FOTO: Semifinal del Mundial 82. El portero alemán Schumacher sale sin mirar la pelota. El objetivo es Battiston, francés, al cual se le viene en lo alto un alemán de cerca de ochenta y tantos kilos. Se queda inconsciente, pierde no sé cuantos dientes, y sale del campo hasta con alguna vértebra fastidiá. No fue penalty, ni tarjeta, ni tampoco hubo cárcel para el germano, que era lo mínimo, después del estropicio causado. Alguien que confirme que ayer no pusieron esto en el Var, en lugar de Ledesma finiquitando un balón por arribita. Ajú ío.
Fuente: 9gag.com
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