lunes, 7 de marzo de 2022

LA CRÓNICA SULFURERA DE VERA LUQUE

 JORNADA 27
CÁDIZ 2 - RAYO VALLECANO 0


BRUJERÍAS, SUPERSTICIONES, SANGUIS Y TALISMANES

CÁDIZ: Ledesma, Akapo, Luis Hernández, Víctor Chust, Espino, San Emeterio (Álex Fernández 79'), Rubén Alcaraz, Iván Alejo (Sobrino 65'), Idrissi (Arzamendia 79'), Choco Lozano (José Mari 72') y Negredo.

RAYO VALLECANO: Luca Zidane, Balliu, Saveljich (Maras 25'), Mario Suárez, Fran García (Nteka 73'), Pathé Ciss (Óscar Trejo 62'), Óscar Valentín (Sylla 73'), Isi Palazón (Bebé 46'), Álvaro García, Comesaña y Sergi Guardiola.

ÁRBITRO: Soto Grado (riojano). Amonestó a Akapo, Rubén Alcaraz, Idrissi, Iván Alejo y Sobrino por el Cádiz y a Isi Palazón, Álvaro García y Maras por el Rayo Vallecano.

GOLES: 1-0 Rubén Alcaraz (55'), 2-0 Idrissi (63').

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 27ª jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 15.677 espectadores.




CRÓNICA SULFURERA: De nuevo mis quehaceres carnavalescos me obligaron a ver el partido como en la canción de Maná, clavado en un bar. Con postura de plantígrado cabalgatero, y con especial cuidado para no engolliparme con una señora chapata petada de carne,salsas varias y todo lo que el cocinero vio por la encimera, pude  cantar los dos goles salvadores del marrón temporal en el que nos encontrábamos. Del mismo modo, me pregunté a mi mismo cual Judas Iscariote por mi condición de sangui…”¿Seré yo señor?”. ¿Será mi ausencia de la grada el detonante de la victoria cadista? ¿O serán los uniformes morados? (atrezzo novelero, oportuna idea mercantilista para que usted celebre el 8M regalando camisetas violetas a las mujeres de su alrededor, En un catastrófico intento de equiparar el día de hoy a otras fechas impostadas y promovidas por grandes almacenes como catorces de febreros y días paternos, maternos, de los abuelos y hasta de los primos segundos.). ¿O la clave estará en esas infantiloides pegatinas de “Estadio Carranza” que pegaron por los rincones del Nuevo Mirandilla, como invocando a Ron Damón para que intercediera desde el cielo de los fachorros y levantara por fin la maldición del cambio de nombre?. Fuera lo que fuera, cada cual que busque la componente gafe o talismana,  la victoria llegó en Carnaval y to morao…circunstancias que van de la mano, y que en el coco mío me recuerdan grandes momentos ajenos al fútbol, por supuesto.

Yo prefiero pensar que la victoria cayó por inercia pura y dura. La jornada se nos había puesto a huevo para pegar un mordisquito que nos acercara al resto de implicados en la cola, y para colmo nos visitaba un equipo en racha chungaleta, aún con la cara agrietada por la eliminación copera in extremis, coleguita nuestro y situado en esa aburrida zona de la tabla en la cual se ven igual de lejos Europa y la Segunda División, lo que convierte el resto de la temporada en un agradable y relajante spa para los futbolistas, sauna incluida. Si no ganábamos ya esto…Salmendrito, echa el telón.  Así que los jugadores hicieron lo que debieron hacer, que otras veces también lo han hecho pero han tenido menos puntería o a un árbitro más matraca. El partido también sirvió para que Rubén Alcaraz ganara puntos como ídolo de nuevo cuño. La gente se pregunta, señala con el dedo, cómo es que este gachón en Segunda veía los partidos desde la grada. Él y su pareja de baile, San Emeterio. El personal, entre el cual me incluyo, blasfemaba en turco en su momento, cuando nos trajeron a dos mediocampistas suplentes de Segunda. La titulitis y el prejuicio clasista nos hacía pensar que siendo de Segunda no demostrarían más nivel que los nuestros, que eran de Primera. Y lo mismo es que los que aquí ya estaban eran más de Segunda que de Primera, y los que han venido al revés. Por lo que se cuestiona (again) el último verano del amor, en el cual desde el club se dedicaron a fichar suplentes, en lugar de fichar a futbolistas que mandaran al banquillo a los que ya teníamos. Como el que se compra un traje de chaqueta para una boda, y no se da cuenta de que por muy bonito que fuera en 1993, para la boda que tiene el mes que viene ya no se llevan las chaquetas  con botoncitos dorados y con solapas hasta el ombligo. El traje te ha salido bueno, picha, pero no lo explotes más y llégate aunque sea a Eutimio por uno más moernito, ío. Po igual.
 
Tenemos los cadistas el gen del canguelo bien insertado en cada célula de nuestro body. En una jugada digna de Pepe Viyuela, una cesión de Espino a Ledesma estuvo a punto de ser gol del Rayito, y un dos a uno a falta de 20 minutos. El tiro en el pie estuvo a punto de producirse, menos mal que Luis Hernández (si no recuerdo mal) mandó la pelota lejos cuando ésta ya andaba subiéndose a la línea de meta, evitando así la Froilanada. Cuando asomó desde la banda el cartelón de siete minutos de añadido, muchos (yo uno de ellos) leímos siete horas. Siete minutos para un Cádiz que va ganando dos a cero, es pastillita bajo la lengua y desfibrilador a mano. Qué mal nos han acostumbrado los notas estos. Las malas experiencias acumuladas nos llevan a la desconfianza total, y a no respirar hasta que el árbitro no manda al personal a las duchas, o simplemente hasta que la ventaja de dos goles resulta materialmente insalvable en el tiempo restante. Se lo confieso: di el partido por ganado en el minuto 95.30 Ahí dije…”Ya no nos empatan”. Tiene guasa ¿Eh?.  Este viernes, también bolo chirigotero en paralelo ,vamos al Wanda. Repaso memoria, y la visita al Bernabeu también me pilló chirigoteando…a ver si el talismán es ese, coñe. Si se confirma la relación causa-efecto , que el fin de la temporada me coja cantando (Porque el fin del mundo lo mismo también, ajú). Seguimos para bingo.

FOTO: Durante la temporada 50/51, la primera equipación del Cádiz lució camiseta morada, o “Bermeja” que viene a ser el tonito del pendón de la ciudad, más rollo vino tinto que el morado que lució el pasado domingo. El experimento duró sólo un año, pero ahí quedó. Al año siguiente se retornó al amarillo, y hasta hoy. Si bien mucha peña ya ha propuesto, mitad en cachondeo, mitad en serio, que por superstición nos quedemos de morado hasta final de temporada (yo no lo veo), sí se podría fijar como color oficial de la equipación suplente el morado del pendón. Pero claro, la industria camisetera tiene que funcionar, llegará el verano y la gama cromática volverá a ser la que le apetezca a un diseñador que estará en el coñotita juguetando con colorines que ni nos van ni nos vienen. Es lo que hay.

Fuente: elfutbolymasalla.com



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