CELTA 1 - CÁDIZ 1
LA CRÓNICA DE VERA LUQUE: LA ODISEA DE LOS GILES (SIN SEGUNDA)
CELTA: Guaita, Kevin Vázquez (Sotelo, 54'), Mingueza, Starfelt (Carles Pérez, 54'), Unai Núñez, Manu Sánchez (Ristic, 80'), Tapia, Luca de la Torre (Dotor, 91'), Bamba, Iago Aspas y Larsen (Douvikas, 91').
CÁDIZ: David Gil, Iza Carcelén, Fali, Víctor Chust, Javi Hernández, Rubén Alcaraz (Moussa Diakité, 95'), Álex Fernández, Iván Alejo (Lucas Pires, 77'), Sobrino (Zaldua, 77'), Chris Ramos (Maxi Gómez, 77') y Roger Martí (Momo Mbaye, 39').
ÁRBITRO: Gil Manzano (extremeño). Expulsó con roja directa al visitante Víctor Chust (35'). Amonestó al local Dotor (93') y a los visitantes Iza Carcelén (12'), Sobrino (21'), David Gil (45+1'), Momo Mbaye (58'), Iván Alejo (74') y Rubén Alcaraz (93').
GOLES: 0-1 (16') Chris Ramos. 1-1 (56') Larsen.
INCIDENCIAS: Partido de la 15ª jornada de Liga disputado en Balaídos ante 17.350 espectadores.
CRÓNICA DE VERA LUQUE: Ya que quieren convertir esta liga española, antaño embarrada y desaliñada pero llena de esencia, en una especie de NBA de luces, música machacona a todo volumen y espectáculo que se emita en prime-time en Abu Dabi y en Pekín, propongo a Tebas y sus secuaces, y a los herederos de Rubiales Primero el Guarrón, la instalación de las cajas negras del VAR o lo que es lo mismo, que el populacho escuche en directo las conversaciones entre el árbitro de corto y el árbitro que está enfrente de la televisión. Puestos a dar espectáculo, ahí tienen y del bueno. ¿Qué conversación mantendrían ayer esos dos trencillas que se están ganando a pulso la insignia de oros y diamantes del Cádiz CF?
Esa jugada que la ha visto toda España y parte del extranjero, y en la que para un porcentaje del 99,999% de los visualizadores, la roja es ciencia ficción de la mala, y para sólo un 0,001% la roja es plenti lerenti. Ese 0,001% es precisamente ese señor disfrazado de árbitro que frente a un televisor, sentado, con un paquete de pipas al lado y un cocacolita esperemos que sin aliño (aunque esto ni se confirma, ni se desestima), no es capaz de soltarle al árbitro que deambula en el césped un “Illo, échale un vistazo a la expulsión, picha mía”. Da su visto bueno, y palante que the show must go on. Permítanme mis dudas acerca de la resolución de la jugada de marras, si el de amarillo va de blanco y se llama Rudiger, por poner un ejemplo.
El caso es que una movida de estas condiciona un partido en el que los equipos se pueden estar jugando ese punto que en mayo les dé la salvación. O como bien dijo Sergio, su futuro profesional y con él, el devenir de toda la familia. Que parece una tontería, pero que la inoperancia arbitral podría llevar a que el chiquillo de Sergio tenga que cambiar de cole en mitad del curso, con lo que eso significa. Por eso y aunque esto que digo es un pa ná, señores federativos y demás fauna de despachos, a ver si le ponemos un poquito de seriedad al tema arbitral, que esto no es el Circo de Miss Aurora (con todos mis respetos a esa señora, y al mundo circense en general).
Hubo un Gil malo, y hubo un Gil bueno. El malo, Manzano. El bueno, portero. Debe ser escardante el rol de portero suplente. Es la única demarcación que va acompañada del término “suplente” detrás como algo admitido y oficializado. David Gil no es el portero del Cádiz. David Gil es el portero suplente del Cádiz.
Eso conlleva una serie de beneficios (ver los partidos tranquilote con tu paquete de gominolas en el banquillo, jugar las pachangas coperas donde si el equipo pierde los patatas son los jugadores de campo, pero si llegas a los penales y salvas dos te conviertes en el héroe…) pero también una serie de inconvenientes, imagino que a nivel mental sobre todo. Y más teniendo un bicho por delante como Conan, ídolazo de la afición, con su rollazo porteño y su aura de Marvel alrededor.
Ahí aguanta el día a día Don David Gil, con su barbita de guitarrista de comparsa del montón, y con ese cargo de conciencia en lo alto consistente en que quiere una oportunidad,y que tan sólo le llegará cuando se escoñe su compi de habitación en los desplazamientos, su pareja de baile en los entrenamientos.
La alegría llega de la mano del infortunio del compañero. Qué paradoja. La cosa es que le llegó, y si ahora no estamos en descenso es por David Gil, anótenlo ahí. Esta vez el protagonista fue Robin, y no Batman. Y dejó claro que si fuera por porteros, estábamos en Champions. El día que venga un milloneti a llevarse a Conan, le pondremos el lacito entre lágrimas, pero nos quedaremos con la seguridad de tener un heredero de la corona a la altura. Podría destacar en esta columnita pachanguera a Chris Ramos y su cabezazo Vanbasteniano, pero Chris tiene muchos partidos por delante, y David Gil…no se sabe. Así que aprovecho para rendirle honores por si el domingo que viene vuelve al paquete de gominolas desde el cómodo sillón del banquillo mirandillero.
Es sorprendente la capacidad que tiene el Cádiz de dejarnos a medias. De estos dos partidos, comprometidos y seguidos, de Mallorca y Vigo, se hacían cábalas por doquier. O salimos en descenso y hundidos, con Sergio volviendo a su casa por Navidad, o pegábamos el subidón y nos colocábamos en una privilegiada zona fuera de peligro. Esta sociedad tan polarizada nos polariza las cuentas y no caemos en que podría pasar lo que ha pasado. Dos empates, y como cantaba Julio Iglesias, la vida sigue igual. Con dos jornadas menos, pero igual. No sé si esto es bueno o es malo. Si hemos despachado de manera satisfactoria dos momentos complicados ante rivales directos, teniendo en cuenta que vendrán por Cádiz allá por primavera, cuando el estadio en manga corta y al solecito, se pone pitoso. O no sé si hemos perdido la oportunidad de llevarnos una temporadita sin hacer números, teniendo como hemos tenido el marcador por delante en los dos partidos. Yo no sé ya ni que pensar.
Hay quien dirá que la victoria ante Osasuna hará bueno los dos empates. Ahí lleva razón. Lo que pasa es que la frase de “si ganamos el domingo que viene, el punto este será bueno”, es un mantra que llevamos mucho tiempo repitiendo, y a este paso, lo van a pintar en la pared del estadio, como un eslogan más, sustituyendo al de “la lucha no se negocia”, que ya se está quedando como obsoletillo. Se verá.
Fuente: cadizdirecto
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