lunes, 15 de abril de 2024

LA CRÓNICA DE VERA LUQUE

CÁDIZ 0 - BARCELONA 1

MELANCOLÍA MILAGRERA


CÁDIZ: Ledesma, Iza Carcelén, Ousou, Víctor Chust (Lucas Pires 83'), Javi Hernández, Rubén Alcaraz, Álex Fernández (Samassékou 76'), Sobrino, Robert Navarro (Machís 76'), Chris Ramos (Maxi Gómez 52') y Juanmi (Roger Martí 76').

BARCELONA: Ter Stegen, Héctor Fort (Pedri 62'), Christensen (Koundé 62'), Cubarsí, Marcos Alonso, Oriol Romeu, Fermín (Raphinha 80'), Sergi Roberto, Ferrán Torres, Joao Félix (Marc Casadó 85') y Vítor Roque (Lamine Yamal 62').

ÁRBITRO: Pulido Santana (canario). Amonestó a Rubén Alcaraz, Javi Hernández y Roger Martí por el Cádiz y a Cubarsí, Sergi Roberto y Ter Stegen por el Barcelona.

GOL: 0-1 Joao Félix (37').

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la 31ª jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 19.607 espectadores.




CRÓNICA VERA LUQUE: Las fechas, la situación en la tabla, la necesidad, el polen primaveral y los primeros pegotones de crema solar invitaban a trasladarnos al siempre pasado perfecto. En los días previos nos bombardeaban sutilmente con los recuerdos de aquel cuatro a cero al Barcelona de Cruyff, Koeman, Zubizarreta y Nuñez. Y los puretas del lugar, quizás más por la nostalgia de una época barrillera y desprovista de gigabytes en el bolsillo, nos pensamos que el milagro tendría un remake al cabo de los treinta y tres años. Pero el sábado por la noche volvimos a la realidad en el momento que vimos un Cádiz insatalado en el guión, predecible y formalito.

De haber salido más que bien el pizarreo de Pellegrino, nos hubiéramos metido un puntito en la buchaca, y en probabilidades ínfimas, los tres. Pero ocurrió lo normal cuando la diferencia de un equipo a otro es tan amplia como definitiva.

Ni el supuesto relax catalino entre partido y partido contra M’bappé y su caterva, al que nos agarrábamos como premisa para meterles mano, ni la melancolía de los 90 y sus partidos codificados, como te contaba antes. Nada sirvió para desbaratar el orden establecido, para revolucionar el sábado liguero, para poner a temblar a media Galicia, Vallecas y Baleares. Todo fue por su camino, y un Cádiz peleón, pero no lo suficiente, perdió por la mínima contra un Barcelona ramplón, pero tampoco lo suficiente. Cartón del dos para los buscafortunas de las casas de apuestas. Un día más en la oficina.

Tampoco colaboró mucho el arbitraje para un zafarrancho cadista al más puro estilo “A mí Sabino, que los arrollo”. Sin pretensiones desde estas líneas de culpar al arbitraje y hacerlo responsable de la derrota… pero matizando que es gerundio. Son en estos partidos en los que se percibe con más claridad esa diferencia de criterios, que quizás subyazca en uno y cada uno de los trencillas que acaban faenando en la Primera División patria. Me explico: futbolista caro, de campanillas, habilidoso y certero conductor del juego, al cual un futbolista de clase media-baja, sin oficio ni beneficio en el fútbol internacional, y más bien tosco en su juego le arrebata la pelota en jugada de tú a tú, con cierto contacto cuerpo a cuerpo… falta clara.

Por otro lado, futbolista de clase media-baja, sin oficio ni beneficio en el fútbol internacional, y más bien tosco en su juego, al cual futbolista caro, de campanillas, habilidoso y certero conductor del juego, le arrebata la pelota en jugada de tú a tú, con cierto contacto cuerpo a cuerpo…”Jueguen,jueguen”, aquí no ha pasado nada. En el partido hubo cierto exceso en el uso del pito por parte del referee, sobre todo si era el de amarillo el que le robaba la pelota al de azulgrana. Quizás no fuera definitivo para desequilibrar el marcador para un lado concreto, pero sí que escarda. El umbral de eso que llaman “fútbol viril” era bajito, y por tanto canalizaba el partido hacia un clima de buen rollo entre espinillas, y de demonización del contacto como en un baile verbenero de los años 40, asunto que no beneficiaba a los posibles arrebatos cadistas.

También puede que el virtuosismo de Joao Felix en el gol con esa tijera entre dos defensas amarillos y esa bota a una cuarta de los degradados capilares de ambos, no te digo que hubiera provocado cierta intensidad en su revisión del VAR en el caso de haber sido al revés, por aquello del juego peligroso. Y ya la guinda, fue sin duda ese balonazo a esa cámara pamplinosa que cuelga entre cables dando el coñazo, elemento que es ajeno al juego y al cual por efecto del maldito parné, se le permite ocupar parte del espacio aéreo de envite, dando lugar a situaciones rocambolescas como la del último minuto de juego, resuelta por parte el árbitro con balón para el portero catalino, que en ese momento no se llevó un besito en la frente del árbitro de milagro. Resumiendo, pequeñas actuaciones arbitrales, que por sí solas no deciden partidos, pero que acumuladas son como la gota malaya y acaban sulfurando al equipo chiquetito y a sus locos seguidores.

Una jornada menos, y al menos no se nos han escapado los que tenemos inmediatamente arriba, exceptuando al Sevilla, asunto que nos puede incluso interesar puesto que tenemos visita a Nervión, y no es tampoco malo pillarlos con sus labores más que terminadas. El problema es que la semana que viene volvemos a tener partido más que complicado, y el resto no tanto. O eso se vislumbra a priori.

Volviendo al discurso del milagro (que es lo que necesitamos), las cuentas hay que hacerlas desde lo sobrenatural, y para eso hay que tener espíritu majadero. Cierto puntazo en el coco que te haga pensar en imposibilidades como ganar en Girona. Ese golpetazo lo tenemos muchos de los que hemos visto al Cádiz lograr lo imposible, tanto en lo bueno como en lo malo. La experiencia como sufridores de este equipo nos hace cachondearnos de las estadísticas y desconfiar plenamente de las previsiones, algo natural de los habitantes de esta pequeña y resistente aldea en la que un cambio de viento arruina a dos días vista las artes adivinatorias de Julio Marvizón.

Los antiguos del lugar, esos que aún conservamos en la pituitaria la mezcla de olores que producía el frescor del césped carrancero con el agua estancada del foso y la religiosa humareda de los canutos del viejo Fondo, estamos preparados para todo. Sabemos que en un revoltijo de locura, hasta nos vemos en las Puertas de Tierra dentro de mes y medio. El problema es que eso mismo es lo que tienen que pensar en el vestuario. Y no sé yo… Me da que en los vestuarios de este fútbol teledirigido y guionizado corren malos tiempos para el misticismo futbolero. Una pena.




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